Opinión

Felicidad

Hace 4 días celebramos el Día Internacional de la Felicidad y tuve la suerte de acompañar a mi querida Margarita Álvarez en la presentación de su primer libro «Deconstruyendo la felicidad». Como ella dice es difícil encontrar las palabras adecuadas para definirla. Sencillamente porque casi existiría una definición para cada ser humano. Para unos la felicidad es tener éxito. Y hay quien define el éxito como poder, otros como serenidad...

Como decía Emerson «el éxito consiste en obtener lo que se desea y la felicidad, en disfrutar lo que se obtiene». Sin embargo, causalmente, los valores en los que reside el germen de la felicidad resultan ser cruciales para dar con la verdadera clave del éxito. Sabemos que el entusiasmo, el amor por el conocimiento, la curiosidad, la valentía, el compromiso, la honestidad, la humildad, el esfuerzo, la perseverancia, la solidaridad... son clave para sentirnos bien y, por ende, para tener una vida mucho más productiva, plena y feliz.

Al final y como siempre, todo tiene que ver con nuestra actitud ante la vida. Y si es mala o negativa, no vamos a ninguna parte. Creer en la fortaleza mental sobre la física, implicarnos y responsabilizarnos más, recordar que el verdadero secreto en cualquier ámbito es creer en uno mismo y saber que se puede...

Sin duda hay algo que alimenta nuestro espíritu, hace que podamos con todo y nos da el mayor de los éxitos: el amor. Mi madre decía: «hija, hemos perdido mucho, pero ¿y todo ese cariño que ahora nos dan? Eso es lo realmente importante en la vida».

Sin embargo la sociedad te exige otras cosas y, honestamente, me he sentido timada. Tenía que realizarme comprando, demostrando cosas, estudiando, trabajando... Y sí, está muy bien hacerse un hueco en el mundo, pero lo que casi me pierdo a costa de ello ha sido lo que ha dado sentido a todo. Tener hijos biológicos, adoptados, sobrinos, nietos... es la forma más pura del amor incondicional. Es una inagotable fuente de energía, ganas, metas, alegrías... y felicidad.