Opinión

Gennet

Miguel Ángel Tobías acaba de estrenar la historia de la primera sordociega de nuestra época que logró un título universitario en Europa, teniéndolo, aparentemente, todo en contra. Antes teníamos el referente de Hellen Keller, seguro que todos la recuerdan, pero nació en 1880, y desde entonces no hay otro referente que haya logrado tal propósito. Han tenido que pasar décadas para que Gennet vuelva a demostrar que se puede. Otra mujer y en unas condiciones de extrema pobreza y hambre.

La película recién estrenada «Me llamó Gennet» es ya un éxito porque consigue, a través de su protagonista (quien se interpreta a sí misma en la edad adulta), contagiar fortalezas humanas y amor por la vida.

Dicen que estamos en una sociedad débil, volátil, que lleva a nuestros jóvenes a vagar sin rumbo fijo, con baja tolerancia a la frustración y sin valores demasiado sólidos. Un cóctel negligente y peligroso que hace que se debiliten los vínculos humanos y todo parezca provisional y frágil.

Por eso esta película viene en el mejor momento a darnos un enorme empujón cargado de fuerza y esperanza en el ser humano. Gennet, un auténtico ejemplo de vida, no se rinde pese a ser abandonada en un orfanato de Etiopía cuando apenas era una niña de dos años. Ha conseguido tener una vida plena e incluso una profesión: ser profesora en Sevilla.

Gennet desafía esa «sociedad líquida» caracterizada por carecer de compromisos y valores, donde prima el individualismo y el hedonismo, y lo hace con una férrea voluntad de vencer todas las barreras en medio del más absoluto silencio y la plena oscuridad.

Si es cierto eso de que nuestra sociedad es una sociedad cada vez mejor formada, tiene también que nutrirse de ejemplos maravillosos como el de esta mujer que en el año 2012 se convirtió en la primera persona sordo ciega con una diplomatura en Educación Especial y con su historia, de la que tanto hemos de aprender.

Gracias a esta película de obligado visionado, especialmente los más jóvenes, aprenderán a no darse por vencidos.