Opinión
Buey
Tenía muchas ganas de ver el debate, de seguir con interés los argumentos y las propuestas de nuestros dirigentes políticos, pero no pude cumplir con mis deseos. A la misma hora del debate se celebraba en la bella localidad de Valoria de los Cangrejos –así denominada por sus cangrejos de río, hoy extinguidos–, el Primer Certamen de Poesía Cangrejera, de cuyo Jurado soy presidente. Después de un apasionado debate, el Jurado que presidía acordó por unanimidad concederme el primer premio, el Cangrejo de Oro, por mi elegía al crustáceo decápodo y macruro, según el Diccionario de la RAE, que está obligada a ponerse al día. Dice del cangrejo de río «que abunda en muchos ríos españoles, es comestible y su carne es muy apreciada». Señores académicos: No queda ni un cangrejo de río en los ríos españoles, aunque los de Pacma no se hayan enterado todavía de su ribereña ausencia. No obstante, les dejo aquí los primeros pareados del poema por el que fui premiado por el Jurado presidido por mí. «¡Oh cangrejo de río de Valoria/ de exquisita memoria!». Bello comienzo.
Y esta noche tampoco podré seguir el debate de Atresmedia, porque tengo cita cerrada con la candidata de Pacma que dio de comer con la mano un haz de paja a un peligrosísimo toro bravo de mil kilogramos de peso y unos pitones escalofriantes. Le voy a hacer entrega del Cangrejo de Oro para que aprenda a distinguir a un crustáceo decápodo y macruro de un buey, un macho vacuno castrado, que ella confundió con un toro bravo, un macho vacuno de lidia. Es una chica simpatiquísima, que tan sólo necesita alguna lección de Zoología para redondear su trayectoria científica y naturalista. Intentaré explicarle, con paciencia y cariño, las diferencias que se establecen entre las mariposas y los hipopótamos, que no son pocas, entre otras, que las mariposas vuelan y no nadan, y los hipopótamos nadan y no vuelan.
Lamento reconocer que siento recelos fundamentados respecto a la salud cerebral de quienes siguen los debates electorales. Un ciudadano que se decanta por un partido u otro después de seguir un debate electoral, se aproxima a la confusión como si fuera la candidata de Pacma, incapaz de distinguir a un buey de un toro bravo. Durante una retransmisión futbolera de TVE, cuyos avatares del juego comentaban José Ángel de la Casa y el madridista Míchel, fundaron sin pretenderlo el Pacma. De sorpresa, un faisán, llevado con desconocidas intenciones por un aficionado, se escapó de su dueño, descendió al terreno de juego y púsose a picotear el césped. Interrumpió el partido y el diálogo de De la Casa y Míchel pasó a formar parte de la Enciclopedia Científica de Zoología. –Un pájaro muy raro se está paseando por el terreno de juego-; dijo De la Casa. –Será un urogallo–, sentenció Míchel. ¡Un urogallo! Han desaparecido prácticamente de los cantaderos pirenaicos y cantábricos, y se dedican a chafar partidos internacionales de fútbol. Maravilloso despropósito.
Pero es momento oportuno para retomar la pacífica degustación de alimentos del buey de manos de la candidata de Pacma, cuya identidad he olvidado y me aburre averiguarla. Vamos a ver. Una candidata del Partido Animalista, el que plantea el dilema «o tu perro o tu madre», está obligada a distinguir a un buey de un toro bravo, a un gato de un tigre, o a un perro – después de elegirlo en perjuicio de la propia madre–, de un lobo. Se admite la confusión entre un conejo y una liebre o entre un ratón de campo y un lirón. Pero no más. O esta candidata es más falsa que una moneda de tres euros y pretende engañar a la ciudadanía con derecho a voto, o tiene que dimitir por ignorante. Y es lo que le voy a proponer, apresuradamente, esta noche, tomando tranquilamente una copa mientras nuestros dirigentes políticos se desgañitan en el debate. «El País» dará a Sánchez como vencedor, La Sexta a Iglesias, ABC a Casado o Rivera y LA RAZÓN a Casado. Todos, Junta Electoral Central incluída, contra Abascal, al que temen más que a un nublado. Después llega el domingo, la ciudadanía vota, y se demuestra una vez más que ni los sondeos ni los debates sirven absolutamente para nada. «Andalousie, mon amour», Tezanos.
Por otra parte, hoy se celebran algunos partidos de fútbol disputados por equipos en peligro de descenso. Y eso resta público al coñazo del debate. El que no se deja influir por una hora de promesas electorales y ha decidido su voto por el curso político desde las últimas elecciones, no pierde el tiempo en majaderías. Sabe a quién votará y lo hará sin remitirse al debate. Es cuestión de reflexión, serenidad e inteligencia.
Tendrían que haber invitado a la del buey. Por mi parte, cancelo la cita encantado de la vida.
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