Opinión

Día de Europa, la fiesta ausente

Estos días habréis visto invitaciones o

anuncios de numerosos actos y eventos con motivo del 9 de mayo, Día de Europa.

O, mejor dicho, de la semana de Europa, pues parece ahora haberse extendido en

el tiempo como la ya semana de San Valentín o el mes de Navidad.

Sin embargo, el grueso de la ciudadanía

europea no podrá asistir a muchos de esos actos: una tertulia a las doce, un

izado de bandera a la una, un seminario a las tres... Y no podrá asistir porque

el Día de Europa, después de llevarse celebrando unos 40 años, aún no es

festivo. Celebramos la fiesta nacional, el día de nuestra Comunidad Autónoma y

hasta el santo patrón del pueblo en el que veraneamos; pero el Día de Europa,

que representa una oportunidad única para recordar lo que nos une a nuestros

vecinos y forjar las relaciones y la identidad necesarias para afrontar los

retos de este siglo XXI en el mundo global y abierto en el que nos encontramos,

pasa prácticamente desapercibido para la mayoría.

Se habla de Europa, sí, y más estos días

en los que las elecciones europeas están a la vuelta de la esquina. Incluso

parece que, en los últimos tiempos, tras la crisis no solo económica sino

también de valores que ha venido desgastando el proyecto europeo, el intento

por acercárnosla, porque percibamos una Europa de la ciudadanía, está

funcionando según las encuestas. Sin embargo, si tenéis la suerte de poder

escaparos del trabajo o la escuela y acercaros a algún acto solemne en el

espacio público, veréis quiénes son de nuevo los protagonistas: representantes

de las instituciones y la administración o invitados de los colectivos más

fieles, eso sí, hablando de la Europa de la ciudadanía.

Pero reivindicar el Día de Europa como

festivo para todos los ciudadanos europeos no se trata de cambiar las caras de

esos actos, no ir a trabajar o no asistir a clase. Se trata de reivindicar los

símbolos que unen por encima de los que separan. Y se trata de hacerlo

recordando nuestra historia y planeando nuestro futuro juntos con ayuda de esos

símbolos; al igual que la bandera o el himno, la Unión Europea necesita un día

en el que recordar activamente que hace 69 años la declaración Schuman marcaba

el nacimiento de una Europa unida que ha contribuido significativamente a la

paz mundial.

La Iniciativa

Día de Europa, que cumple ya un año, pretende unir a quienes lo pedimos

para que llegue más lejos, al más puro estilo de la Europa en la que creemos en

Europeístas: unidos en la diversidad por un objetivo común. No clama ser la

primera en pedir un Día de Europa festivo en toda la UE, pero quiere ser la

última. La idea cuenta con la aprobación del Parlamento Europeo, pero es

competencia de los Estados miembros. Luxemburgo lo ha hecho este año. ¿Se unirá

el resto de países para que en 2020 podamos celebrar el 70º aniversario de la

Declaración como se merece?