Opinión
El mejor Messi
Leonardo Messi, el excepcional futbolista argentino del Barcelona ha sido condecorado – con mucho retraso-, por el presidente de la Generalidad junto a una muchedumbre de compañeros igualmente agasajados. He dicho y diré que Messi me caerá bien cuando cambie de club o se retire, pero se ha ganado con su actitud todo mi respeto y el de millones de españoles. La cosa es que le han concedido y entregado la Cruz de San Jorge , cuya traducción según mi traductor personal del catalán al español, y viceversa, Mustafá Bajamelá Ali-Kaidín – nació en Reus-, se dice en el lenguaje autonómico del nordeste «Creu de Sant Jordi». Una «Creu» un tanto devaluada, por cuanto la recibieron más condecorados que público presente.
Messi ha hecho por su club, Barcelona, y Cataluña mucho más que todos los reunidos en el simpático acto. Por eso me caía como un zumo de naranja en ayunas. Tendría que haber sido reconocido muchos años atrás, y con una condecoración especialmente creada para su persona. En mi último viaje a Barcelona, contemplé con tristeza la melancolía de un paseante por la Diagonal. Miraba al suelo, vestía con dejadez y arrastraba los pies. El amigo barcelonés que me acompañaba lo identificó y me reveló el motivo de su pena. –Es Oriol Jomá de Calderell, notable matemático, y el único de su barrio que no tiene la «Creu de Sant Jordi»-.
Esta gente de «la República» es muy infantil. Cuando todos los condecorados tenían en su poder la medalla, se unieron acompasadamente para aplaudir a los llamados «Presos políticos». Todos menos uno, el principal agasajado. Messi juntó sus manos y se negó a participar en la ovación a los golpistas. Y es lógico. Messi, cuando abandone –ojalá sea pronto-, la práctica del fútbol tiene un espacio inabarcable de ofertas de trabajo y representaciones ligadas con el fútbol en cualquier rincón del mundo. Ni cree en la aldea separatista ni le interesa abrazarla. Y nadie en Cataluña, ni el más encrespado nazi de la Estrellada, puede exigirle más de lo que ya ha hecho por el Barcelona, su ciudad , Cataluña y... España. Todo lo que ha ganado el Barcelona en el último decenio ha sido gracias a Messi. Y el que lo ponga en duda, o no sabe nada de fútbol o es tontito de nacimiento.
Messi no aplaudió, porque sabe que nada le conviene alinearse en la falsa República. Su República es Argentina, a la que volverá cuando los madridistas celebremos el anuncio de su retirada. Y un acto al que asiste Messi y Messi da una lección de civismo a los supremacistas, es un acto chafado para sus organizadores. Además, que la «Creu» ésa comparada con todos los premios que ha recibido Messi a lo largo de su extraordinaria trayectoria deportiva, no es para tirar cohetes. El mejor Messi dio una lección a quienes intentaron aprovecharse de su figura.
Simultáneamente, otro argentino, el podemita e íntimo de Ada Colau, el indeseable que desde el balcón principal del Ayuntamiento de Barcelona vejó y humilló a la Bandera de España, la nación que le dio refugio y acogida, será el secretario primero de la Mesa del Congreso de los Diputados. Un puesto de altísima responsabilidad en manos de un mequetrefe montonero que se permite la desvergüenza de violentar el símbolo de todos. Este argentino habría aplaudido con entusiasmo a los «Presos Políticos», como es de suponer. Podemos es la cuarta fuerza política de España, pero Sánchez les concede los privilegios que corresponden a la segunda. Y acepta que sea Pisarello, el bandericida, el secretario primero de la Mesa del Congreso. Ahí no hay error, sino mala intención, provocación gratuita e innecesaria impostura estalinista. Tiene asegurado los mimos y las carantoñas de la Meritxell Batet, menos fiable que un Biscúter en un entrenamiento de Fórmula Uno. Estuvo casada con el mayor acomplejado del PP, montañés errante, niño de Soraya e íntimo de Méndez de Vigo, el que aplaudió a Trueba cuando éste se estercoló en España después de recibir del ministro Méndez de Vigo un premio oficial dotado con dinero público. Que en todas partes cuecen habas.
Pero la causa que me motiva escribir este comentario no es otro que la de ensalzar la firmeza de Messi con una acción pública ejemplar. Messi sabe que Cataluña es España, que Barcelona es España, que disputa el Campeonato Nacional de Liga y la Copa del Rey de España, y que el dineral que ha ganado proviene de España. Y que compite en la Liga de Campeones como figura cimera de un equipo que representa a España. Y lógicamente, no aplaude a los enemigos y los traidores de España.
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