Opinión
Ayuso
Miguel Ángel Ayuso es un misionero comboniano nacido en Sevilla hace 66 años. El sábado pasado el Papa Francisco le nombró presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso del que era secretario desde junio del 2012. Sucede en el nuevo cargo al cardenal francés Jean Louis Tauran fallecido en el 2018. No por esperado el nombramiento no deja de ser una explícita confirmación de la estima del Santo Padre por este religioso que ha jugado un papel decisivo en el delicado diálogo con el mundo islámico. A su preparación se debe en buena parte el éxito de las recientes visitas de Bergoglio a los Emiratos Árabes Unidos en febrero de este año y un mes después al reino de Marruecos, como lo había sido en el viaje a Egipto en abril del 2017.
Ayuso es el máximo experto de la Iglesia en islamología. Fue profesor de dicha materia en Jartún, capital de Sudán del Sur, y después en El Cairo. Habla perfectamente, entre otras lenguas, el árabe y ha mantenido excelentes relaciones con los más altos exponentes del mundo musulmán donde ha vivido durante dos décadas. Durante el reciente viaje a los Emiratos se firmó el «Documento sobre la fraternidad humana para la paz mundial y la convivencia» en cuya preparación Monseñor Ayuso tuvo un papel determinante junto al Gran Imán de la Universidad islámica del Cairo Al Azhar. Fuentes vaticanas consideran muy probable que en el próximo consistorio el Papa Francisco le nombre cardenal de la Iglesia romana.
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