Opinión

Quattro anni sono molto lunghi

Juan Gómez «Juanito», inolvidable «7» del Real Madrid, después de perder 2-0 ante el Inter en Milán, en una eliminatoria de Copa de la UEFA, espetó a uno de sus rivales «noventa minuti en el Bernabéu sono molto longo». Itañol macarrónico, pero profético, porque en el partido de vuelta los blancos remontaron con un contundente 5-1. Las elecciones europeas, autonómicas y municipales cierran un ciclo político y abren un largo periodo, en teoría de cuatro años, sin turbulencias electorales. Oportunidad y riesgo. El PSOE, renacido de sus cenizas de la mano del superviviente Pedro Sánchez, se ha convertido en el Partido Alfa de la política española. Es el más votado y, a pesar de su endeblez parlamentaria –123 diputados–, tiene las manos más libres de lo que imaginaba, tras el batacazo de Unidas Podemos, que solo puede aspirar a las migajas que les conceda el líder socialista. El PSOE ha teñido de rojo el mapa de España, aunque le faltó rematar la faena en Madrid. Sánchez, desde el minuto uno, retó a Albert Rivera para que cerrara el paso a Vox algo que, quizá, sugería también un posible entendimiento. El inquilino de La Moncloa, con el consejo hábil de Iván Redondo, pretende sembrar dudas en Ciudadanos, que ha vuelto a quedarse a mitad de camino de todo. Rivera fue demasiado lejos en sus promesas de no pactar con Sánchez y se ve preso de sus palabras. «Nunca digas nunca jamás». Podemos no puede dejar de investir a Sánchez, pero el pacto PSOE-C's, soñado por tantos, volvió a estar ayer encima de muchas mesas, políticas y económicas, algo que dejaría más fuera de juego a Iglesias. El día después del 28-A era imposible, el día después del 26-M es algo remoto, pero menos imposible, porque el líder de los naranjas, que no dejan de retroceder en Cataluña, baraja jugar a varias bandas. Los socialistas, en la mejor posición que pudieron soñar, tienen tantos votos como PP y Ciudadanos juntos y el ciclo político juega a favor de Sánchez, que trabajará para alargarlo. El centro derecha no volverá a gobernar hasta que se unifique otra vez. Pablo Casado, confirmado al frente de la oposición a pesar de la debilidad del PP, es muy consciente y sabe que la travesía del desierto será larga y difícil, pero tiene mucho tiempo por delante. Rivera, más impaciente y más apremiado, quizá no lo tiene tan claro y su sueño de convertirse en presidente no solo no está más cerca, sino más lejos, porque «quattri anni sono molto lunghi» y una remontada a lo Real Madrid es inimaginable. El líder de Ciudadanos duda, que es lo que quería Sánchez, al que le sonríe casi todo. Si recordara a Nixon, coincidiría en que «cuando tu estrella está alta, lo mejor es seguirla».