Opinión

Pepito Banco de España Grillo

Pedro Sánchez, doctorado con las máximas notas en astucia y supervivencia, sufre con la crítica, como casi todo el mundo. «Es difícil, muy difícil convivir con la crítica», decía Mario Conde, aquel banquero que también soñaba con llegar a la Moncloa. El Gobierno en funciones, a través de la secretaria de Estado de Empleo, Yolanda Valdeolivas, ha arremetido contra el Banco de España y le ha exigido que reconozca «su error» de que la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) puede ser contraproducente para el empleo. La segunda del ministerio de Empleo aprovechó que los datos de paro registrado y de afiliaciones a la Seguridad Social, conocidos el 4 de junio, eran buenos, aunque un análisis más detallado de las cifras alimenta las dudas.

El Banco de España puede estar equivocado y, de hecho, Óscar Arce, director general de Economía y Estadística de la Institución, ya ha explicado que si es así, cuando haya datos verificables, lo admitirán sin ninguna dificultad. Hasta ahí, nada extraño. Lo inquietante es que el Gobierno embista contra el Banco de España que es un organismo independiente y, por ello, con legitimidad y autoridad para exponer las opiniones económicas que entienda necesarias. Un síntoma de fortaleza de las democracias más libres y asentadas es la existencia de instituciones públicas –y también privadas– capaces de cantarle las cuarenta al Gobierno de turno y, en definitiva, de actuar como un Pepito Grillo permanente. Nada nuevo. Cuando los emperadores y generales romanos eran aclamados por el pueblo, un esclavo que sostenía sobre sus cabezas una corona de laurel, también les susurraba al oído «recuerda que eres mortal», como vacuna para que no se creyeran dioses.

La independencia de los bancos centrales es una conquista democrática en los países más libres y prósperos, aunque a muchos gobernantes les resulten incómodos. Trump por ejemplo se queja de la Reserva Federal, el banco central de los EE UU. La independencia de esas instituciones la garantizan las leyes, sus máximos responsables y los Gobiernos. Pablo Hernández de Cos es el Gobernador del Banco de España y tiene mandato hasta 2024. Pedro Sánchez no lo puede cambiar y debe aprender a convivir con él y con sus críticas –y con las de otros organismos independientes– cuando lleguen sin presionarlo. Es difícil convivir con la crítica, pero la democracia también es eso, escuchar al Pepito Grillo de turno y, sobre todo, respetar su independencia.