Opinión

Carmena, C's, Vox, rumores y fraude

El sistema electoral español, que tiene otras virtudes, fomenta el fraude a los votantes. Manuela Carmena, cabeza de la lista más votada en el Ayuntamiento de Madrid, renunció ayer como concejal. Lo había advertido y tiene todo el derecho. Ha sido sustituida por Carolina Pulido, número 20 en la candidatura de la ex-alcaldesa. Es improbable que los votantes de Más Madrid pensaran en Pulido e incluso es discutible que la conozcan, pero ya está ahí, en lugar de Carmena y no es lo mismo. Los populares Andrea Levy y Daniel Lacalle, elegidos diputados el 28 de abril, también renunciaron a sus escaños por distintos motivos, y fueron sustituidos por los candidatos que les seguían en las listas del PP. Pedro Sánchez, en su momento, fue uno más que se convirtió en diputado por esta puerta de atrás, en su caso porque dimitió Pedro Solbes.

Todo es escrupulosamente legal pero también comporta un cierto «fraude» a los votantes que eligieron a unos candidatos y luego son representados por otros, aunque figuraran en la misma lista. Hace unas semanas, en Peterborough, al norte de Londres, celebraron lo que llaman «elecciones parciales». Una diputada laborista, Fiona Omezanya, fue expulsada del Parlamento tras cumplir cuatro semanas de cárcel por exceso de velocidad. En Reino Unido, cuando un parlamentario es baja, los electores de su distrito vuelven a las urnas y eligen al sustituto. En este caso, fue la también laborista Lisa Forbes y la decisión fue de los votantes.

Son sistemas diferentes, pero ¿qué harían los electores de Carmena –o los de Levy o Lacalle– si fueran convocados para cubrir sus vacantes? Nunca lo sabremos en España, pero si fuera posible, no habría pactos extraños de restaurantes, cafeterías y chalets discretos para formar gobiernos. Mientras tanto, aumenta la presión en la caldera política. Vox amenaza con romper la baraja en el momento de oro de Abascal y los suyos, quizá irrepetible porque los votantes no perdonarían que impidieran gobiernos –por ejemplo en la Comunidad de Madrid– de centro derecha. Una factura a cuatro años, pero el tiempo pasa. Al mismo tiempo, Rivera está en el centro del huracán. La ruptura con Valls, avalista al fin y al cabo de que Colau coloque el lazo amarillo en el Ayuntamiento de Barcelona, era inevitable.

El líder naranja todavía tiene muchas llaves en la mano pero puede perderlas. Sufre un acoso desmedido porque opta por pactos con el PP antes que con el PSOE. Su objetivo es la Moncloa, pero cada día está mas lejos para él –los votantes tienen memoria– y quizá debería aprovechar otras oportunidades. Carmena, C's,Vox, rumores y fraude, a algunos votantes, claro.