Opinión
Antroposofía, Macron y Rivera
Pedro Sánchez, José Luis Ábalos e Iván Redondo calculan cuándo les conviene celebrar la sesión de investidura, ¡por si es fallida! Si ocurre eso, justo en ese momento empieza a correr el reloj para una repetición de elecciones si, tras dos meses, el candidato a Presidente no obtiene la confianza de la Cámara. Por eso, el gurú y jefe de Gabinete de Sánchez, además de trabajar «semana a semana», versión política del «cholismo» atlético, cavila elegir con tino esa fecha, sin olvidar que llega un agosto con pocas vacaciones para muchos. Desde la Moncloa, no obstante, insisten en lanzar el mensaje –hay quien incluso cruza apuestas– de que, en el último momento, el PP de Casado podría abstenerse, como hizo el PSOE con Rajoy, para permitir la investidura de Sánchez. Nadie lo cree, pero las señales están emitidas, ya sea para ablandar todavía más a Podemos por una parte, o para doblar la presión sobre Rivera por otra. El fantasma de la repetición electoral no asusta ni a socialistas ni a populares, aunque en pleno idilio Macron–Sánchez, nadie olvida el precedente Chirac. Gobernaba con mayoría. Adelantó las elecciones para consolidarla, pero salió trasquilado y sufrió una derrota bochornosa. El líder PSOE, ese es el obstáculo, no quiere depender de Podemos, porque no se fía, y tampoco de los independentistas catalanes, que apenas le garantizarían la investidura y podrían volver a dejarle en la estacada. La sentencia del 1-O llegará en otoño y, salvo la sorpresa inesperada de una absolución, no les gustará. La reacción de Junqueras y ERC no está clara, pero Torra, presidente vicario de la Generalitat, prepara lo más cercano a una insurrección. En ese clima, los Presupuestos no saldrían adelante, como la última vez, y vuelta a empezar. Por eso Redondo escruta el calendario, mientras Rivera sigue en el ojo del huracán con la reaparición, al fondo, de Mariano Rajoy, partidario de un acuerdo PSOE-C's. Nada nuevo. Él mismo soñó con la Gran Coalición en aras de la estabilidad. El líder de C's, ruptura anunciada al margen con ese Manuel Valls escaldado en las urnas, sigue sin querer oír hablar de Sánchez. Por Madrid, para enrarecerlo todo más –atufa a Vox–, circula el infundio fantasioso de maniobras masónicas y de la antroposofía de Rudolf Steiner –algo así como una multinacional del esoterismo, influyente y con «lobby» en Bruselas– alrededor del presidente francés, Macron, para que presione a Rivera y pacte con el PSOE ese Gobierno estable que también defiende Rajoy.
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