Opinión

Naturalidad

Cierto que el Orgullo Gay exhibe, luce y muestra de todo menos naturalidad. Sin embargo, se han dado grandes pasos gracias a la naturalidad con que por fin se actúa, independientemente de la condición o identidad sexual. Cada vez, por suerte, hay menos motivos para vivir fingiendo, interpretando la vida que se espera de uno o encerrado en un armario.

Acabamos de vivir la celebración de la diversidad, la libertad, la aceptación de una sexualidad no convencional, la ruptura de fingimientos y cadenas. La lucha por la igualdad de derechos y la no discriminación les costó a muchos convertirse en diana de ataques, insultos, burlas e incluso objeto de la violencia más despiadada. En ciertos países aún hasta se les niega el derecho a vivir. ¡Qué suerte tenemos de vivir en España!

Conocí a una mujer de 74 años, madre de ocho hijos (dos fallecidos), feminista y lesbiana, que sigue volcada en su compromiso social y no descarta la escritura y la oración, ya que también se define como cristiana: «Una abanderada de la libertad sexual y de la espiritualidad progresista».

Confiesa que no fue fácil mantener una relación con una pareja de su mismo sexo cuando aún no estaba esa opción tan normalizada como lo está hoy. Falta de naturalidad y sobre todo de empatía y comprensión hacia quienes no aman como la mayoría, fueron supongo los grandes obstáculos con los que se encontró. Asegura que en los momentos más dramáticos, la fe era su salvavidas. «Yo nunca he perdido la confianza de que Dios me ayudaba, estaba conmigo y tenía una paciencia infinita (...) ese Dios de amor, está esperándome y me ayuda. Me sirve para vivir», afirma con vehemencia. Y es que tiene confianza en que la Iglesia católica se abrirá pronto a la diversidad... ¿Por qué no? El amor y la comprensión lo pueden todo. Y la diversidad es también digna de aceptar. Aunque hay una máxima que no falla: cuando uno se acepta a sí mismo, los demás también lo hacen. Y cuanta más naturalidad, mejor.