Opinión

Paradoxografía y casticismo (estéril) del bipartidismo

En Grecia, el partido de centro derecha Nueva Democracia ganó las elecciones generales el domingo. Ayer, lunes, Kyriakos Mitsotakis, líder de esa formación política, fue investido y nombrado primer ministro por el presidente de la República y ya ha formado Gobierno. Un ejemplo perfecto de la paradoxografía o narración de fenómenos extraordinarios que cobró auge en la cultura griega en la época helenística y en la que destacaron autores como Antígono de Caristo o Flegon de Trales.

Lo ocurrido en Grecia, sin embargo, no es tan extraordinario, porque en el Reino Unido y en Francia, los presidentes y primeros ministros también son nombrados muy pocos días después de las elecciones. Mitsotakis, como su predecesor, el radical izquierdista Alexis Tsipras, modelo en otros tiempos de Pablo Iglesias, se ha beneficiado de la prima al vencedor que concede el sistema electoral. No es la mejor fórmula, pero los procedimientos electorales, en su origen, fueron ideados para facilitar la gobernabilidad, no para entorceperla, que es lo que provoca ahora el español. Por cierto, parece que Sánchez y Casado han hablado de explorar fórmulas de ese tipo, una vieja idea del ex ministro García-Margallo, aunque hay otras opciones con que acercan más a electores y elegidos, como los diputados de distrito.

En España, Sánchez se reúne hoy con Iglesias, pero el bloqueo seguirá, como mínimo, hasta el 22 de julio, casi ¡tres meses después de las elecciones! Es probable que haya investidura, pero el acuerdo, si lo hay, llegaría en el último minuto.

Es la versión política del «modelo castizo de economía», según Fuentes Quintana y Juan Velarde, vigente en España desde la Restauración hasta la Transición democrática, caracterizado, entre otras cosas, por apartarse de las grandes corrientes internacionales. El casticismo político consistiría en la aversión al pacto –gran coalición a lo alemán incluido– y en abrazar el solipsismo –sólo existo yo–, que parece el credo, por ejemplo, de Albert Rivera.

Las presiones sobre el jefe de Cs para que pacte con Sánchez se concentran ahora en Casado, porque un Gobierno sustentado en Podemos y los «indepes» siempre será inestable, pero para el líder del PP todavía sería un salto mortal demasiado grande. Mientras, ayer la prima de riesgo se disparó un ¡18%!, el inquilino de La Moncloa –que no sea por soñar–, intenta desde su faceta de estadista internacional que Nadia Calviño suceda a Christine Lagarde al frente del FMI, y Sandro Rosell, ex presidente del Barça, 21 meses en la cárcel y luego absuelto, acaricia que la sentencia sea firme. Sus enemigos y quienes lo mantuvieron en prisión empiezan a temblar. Algo pasará. Sur de Europa: paradoxografía griega y casticismo español.