Opinión

Gobierno engendro y "traición" Rufián

Pedro Sánchez solo volverá a intentar la investidura si tiene garantías reales de que saldrá adelante y no en el último momento. Todo tiene que estar «atado y bien atado» cuando finalice la próxima ronda de consultas del rey Felipe VI. Eso significa que si Pablo Iglesias quiere impedir otras elecciones tendrá que decirle al Jefe de Estado que votará a favor de la candidatura de Pedro Sánchez. Otros líderes políticos tendrán que hacer lo mismo y mientras en el PSOE, como desde hace más de un mes, también miran hacia los populares de Pablo Casado, en busca de una abstención improbable pero no imposible, una vez que han descartado cualquier entendimiento con Albert Rivera.

«Esto no es un Gobierno, es un engendro», fue el desahogo que brotó en el equipo de Carmen Calvo en los últimos instantes de la negociación, cuando el acuerdo parecía factible. Sánchez está contrariado, pero al mismo tiempo liberado. El Gobierno de coalición, con Irene Montero en la vicepresidencia y tres ministros de Unidas Podemos, además, de un engendro, iba a ser una tortura permanente y sin mayoría parlamentaria. El PNV estaba dispuesto a votar a favor sin condiciones, como explicó Aitor Esteban. Su plan era reclamar un precio desorbitado en la negociación de los Presupuestos. «Los vascos son serios y cumplen, pero son muy caros», apunta un ex-político catalán, buen conocedor del PNV, y que señala que la nueva cara, conciliadora, de Rufián desconcierta también a los más radicales del independentismo que ahora lo tildan de «traidor» y empiezan a llamarlo Rufián i Lleida, en recuerdo nada cariñoso a Durán i Lleida, el hombre de Uniò,que siempre exploró las vías de moderación posibles para evitar que desencarrilara el asunto catalán y que le costó digustos en Cataluña.