Opinión

El «corazón partío» de Sánchez

Pedro Sánchez, inmerso ya en un agosto sin vacaciones oficiales y con una cierta hiperactividad –aireada con habilidad–con representantes de la sociedad civil, está con «el corazón partío», como cantaba Alejandro Sanz en aquella canción que le hizo célebre y rico. La duda que le corroe, diga lo que diga, es si se lanza a unas nuevas elecciones, o si de verdad hace lo imposible para que el 23 de septiembre haya un nuevo Gobierno. Defiende la fórmula portuguesa, consistente en lograr el apoyo de Unidas Podemos, sin entrar en el Gobierno, del PNV y de los «indepes». «Hay otras alternativas a la coalición», fue el mensaje que envió ayer a Pablo Iglesias, silente estos primeros días de agosto. El inquilino de La Moncloa, no obstante, sabe que el modelo portugués tampoco es trasladable a España.

Socialistas y podemitas no suman mayoría absoluta, algo que logra la izquierda en Portugal. Eso significa que la versión española del experimento luso –más o menos exitoso, pero que aplicó recortes draconianos– nacería coja, sobre todo porque sería alumbrada en vísperas de la sentencia del 1-0 y nadie garantiza qué harán los «indepes» de Junqueras y Puigdemont el día después. ¿Quién votaría, por ejemplo los Presupuestos?

El líder del PSOE tiene encima de la mesa los datos de intención directa del CIS de Tezanos, que Iván Redondo ya habrá convertido –es un mago del asunto– en horquillas de escaños. Esas cuentas son ahora secreto militar, pero si son muy favorables, y pueden serlo, la tentación y la oportunidad serían irresistibles. Los más prudentes en el PSOE advierten de los riesgos y reclaman prudencia porque la derecha podría resucitar. Lorena Bernal, nueva portavoz de Ciudadanos, quizá aclaró ayer el horizonte al descartar toda posibilidad de que, al estilo de Navarra Suma, PP y Cs se presenten juntos en algunos lugares las próximas elecciones. Es decir, la fragmentación a la derecha del PSOE continuará. La economía, además, empieza a dar señales ciertas de fatiga y expertos socialistas apuntan que el paro no bajará mucho más. Sánchez no puede permitir que se le note, pero todo –incluido el Unidas Podemos tampoco quiere– le conduce a volver a las urnas.

Existe un riesgo, porque el votante de izquierdas puede castigar la falta de acuerdo Sanchez-Iglesias, pero el líder del PSOE, con las primarias en las que triunfó contra todos de ejemplo, conoce las ventajas de ganar apuestas fuertes. El premio sería toda una legislatura de Gobierno estáble y cómodo y «no hay dos sin tres», cantaba Alejandro Sanz en el «corazón partío».