Opinión

A sus anchas

Covite sigue denunciando la humillación a las víctimas, pero sus denuncias acaban archivadas.

Son 331 los actos de enaltecimiento del terrorismo que se han producido en el País Vasco y Navarra en los últimos tres años. Covite pide medidas que impidan estos actos. Esta semana, precisamente, se han registrado tres homenajes a etarras que han salido de prisión.

La Audiencia Nacional aseguró alguna vez que solo es una «manifestación de alegría» y no una humillación a las víctimas. La realidad es que el brazo político de ETA está en las instituciones trabajando por imponer las ideas por las que ETA mataba.

«Enaltecer», según la STS 656/2007 de 17 de julio, significa «colocar al sujeto pasivo en una posición preferente de virtud o mérito convirtiéndolo en referente y ejemplo a imitar. El sujeto activo con su comportamiento coloca a las acciones punibles, y a sus autores como modelo otorgándoles un valor de asimilación al orden jurídico, pese a contradecirlo frontalmente».

Esta sentencia enumera elementos de este delito: acciones o palabras que elogien y alaben cualidades o méritos; que el objeto del ensalzamiento sean conductas definidas como delitos de terrorismo o personas que hayan participado en la ejecución de tales comportamientos; y que la acción se realice en cualquier medio de expresión pública o difusión, como un periódico o un acto público con numerosa concurrencia.

Por ello, recibir a un terrorista orgulloso de serlo (con vítores y bengalas en la calle y dedicarle un baile de honor) estaría claramente dentro de dicho delito.

Parece que la única opción es asumir que los asesinos y sus cómplices camparán siempre a sus anchas. Uno de los últimos tuits más respaldados de Arturo Pérez Reverte ha sido: «No creo que se deban prohibir los homenajes a etarras ni a nadie. Esto es una democracia. Lo que sostengo es que debería darle vergüenza a la gentuza que aplaude a esos animales, a los vecinos que se callan y a los ayuntamientos que lo facilitan. Y sobre todo a quienes los votan».