Opinión

Las semanas trágicas

Ramon Riu y Ceriol era un sacerdote de «Santa María» del Poble Nou, que fue salvajemente asesinado por la chusma sublevada en Julio de 1909 en Barcelona durante los hechos conocidos como «La Semana Trágica». Su cadáver, destrozado, desnudo fue paseado por las calles como un «trofeo de guerra», mientras recibía las burlas de prostitutas y del lumpen barcelonés. Entre el 26 de julio y el 2 de agosto de 1909 tuvieron lugar en Cataluña, y especialmente en Barcelona, los hechos conocidos como la «Semana Trágica». El 26 de julio fue convocada una huelga general por los elementos radicales en contra de la movilización de reservistas para su envío a la zona de Melilla. La huelga del día 26 fue todo un éxito, pero hubo enfrentamientos entre huelguistas y tranviarios con 2 muertos y como respuesta, el ministro de la Cierva declaró el estado de guerra y la suspensión de garantías constitucionales. La huelga no tenía liderazgo ni organización y todo se agravó por la irresponsabilidad y dejadez del gobernador civil Ossorio y Gallardo, que provocó que los movimientos subversivos degeneran en actos de vandalismo incitados por elementos radicales. La furia iconoclasta se extendió por Barcelona, como ocurriría en 1936, y decenas de templos fueron destruidos, quemando hasta 80 iglesias de Barcelona, la mitad de las existentes en la ciudad Condal, y la violencia desatada provocó el asesinato del sacerdote Riu, además del Marista francés François- Benjamín May y el religioso franciscano Ramon Usó. El contrapunto macabro se produjo al desenterrar los revoltosos cadáveres de religiosas de clausura, paseados por la ciudad como espectáculo de anticlericalismo vergonzoso, supersticioso y primitivo. La llegada de nuevas tropas militares el 28 de julio, logró detener la revuelta, que se saldó con 86 fallecidos, entre soldados y sublevados (entre las fuerzas de orden murieron, el teniente de la Guardia Civil Daniel Gabaldón Irurzun , el Sargento del «Regimiento Asia» Ramon Solà Casals y los soldados Baltasar Gómez y Francisco Aleu, así como el agente de vigilancia Santos Juanes). Fuera de la ciudad de Barcelona, fue en Sabadell donde el movimiento tomó más fuerza, donde fueron asesinados dos funcionarios municipales (el secretario del juzgado municipal y el alguacil); el día 28 de julio en Arbeca una masa de exaltados destrozaron las vías del tren de la línea de las Borges Blanques hacia Lleida y quemaron un tren; en Sant Vicenç de Castellet, una turba quemó 29 vagones de tren y tumbó las líneas del telégrafo. También se produjeron intentos de quemar edificios religiosos en Badalona, Manresa, Sant Feliu de Guíxols, Granollers y Palamós. Como cabeza de turco fue detenido Francisco Ferrer Guardia, creador de la Escuela Moderna. El 13 de octubre de 1909, Ferrer fue fusilado en el castillo de Montjuïc. La figura de Ferrer, un inculto y manipulador, fue convertida en el icono de la izquierda, con una gran campaña internacional, con manifestaciones y asaltos a diversas embajadas españolas. La prensa extranjera emprendió una intensa campaña demonizadora contra España. Ferrer fue una víctima perfecta, un personaje sin cualidades de líder y sin grandes vinculaciones políticas, que su muerte lo convirtió en un mártir para las izquierdas y en un estigma de España. Se acercan nuevas semanas trágicas en Catalunya. Avisados estamos.