Opinión
Planeta Tierra llama a presidente
Pedro Sánchez, por fin, va a reducir su frenética actividad agosteña, contabilizada por Toñi Bolaño en estas páginas, en 14 reuniones con representantes de 181 colectivos diferentes. La inmensa mayoría de ellos –salvo patronales, autónomos y poco más– ubicados a la izquierda del PSOE y, con frecuencia, simpatizantes de Unidas Podemos. El líder del PSOE, cuyo único objetivo es renovar, por el mayor tiempo posible, el contrato de alquiler en La Moncloa ha empezado así su particular campaña electoral, por si acaso hay cita con las urnas el 10 de noviembre. Aspiraría, entonces, a arrebatarle a la pareja Iglesias-Montero buena parte de su clientela y una forma de hacerlo es aproximarse, como acaba de hacer, a los grupos y organizaciones sociales en donde Unidas Podemos ha tenido más predicamento y en donde quizá cale más que si no hay Gobierno será por la arrogancia del líder de los morados. Los estrategas de La Moncloa, con Iván Redondo a la cabeza, que no descansan –es uno de sus secretos– y siempre con un plan «B» en su «war room» –sala de guerra–, llevan la iniciativa con el maratón de reuniones y viajes que retomarán a partir del día 19. El plato fuerte, Iglesias, en septiembre. Al fin y al cabo, Ábalos recuerda que «estas situaciones suelen resolverse en el último minuto». Atina, pero quizá ese minuto podría programarse, por ejemplo, un par de semanas, un mes más tarde de las elecciones como mucho. El resultado sería igual.
Sánchez, que quizá no sea un economista muy laureado, pero sí sabe más que Zapatero, defiende que «los datos económicos son francamente positivos y las previsiones señalan que España seguirá creciendo por encima de la media». Son palabras que, para algunos, recuerdan a otras de su predecesor socialista que ni supo ni quiso ver la crisis hasta que fue demasiado tarde. El inquilino de La Moncloa, no obstante, sí debe percibirla porque también apunta que «no podemos fiar todo al ciclo económico». EEUU, China y Alemania, tres de las cuatro primeras economías del mundo tienen problemas y parece que irán a más. En España caen las ventas de coches, de pisos, se frenan las exportaciones, la inversión industrial y la creación de empleo. No hay indicios de que nada vaya a mejorar. Por eso, Sánchez afronta la disyuntiva de un Gobierno –si es posible– que puede ser breve o elecciones antes de que todo se complique. José Carlos Díez, socialdemócrata y responsable económico del PSOE con la Gestora que sucedió a Sánchez, ve inviable atender las exigencias económicas de Unidas Podemos y resume el bloqueo actual en un llamativo: «Planeta Tierra llama a presidente». Todo apunta a las urnas, y por eso se siembra en terreno podemita, pero el último minuto también cuenta. Suele ser decisivo, también en política.
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