Opinión

Y Sánchez hablará con Trump

La vice Carmen Calvo tampoco se entiende con Pablo Echenique, el número tres de Podemos. Por eso, Pedro Sánchez en persona, a pesar de la «desconfianza mutua», será quien retome las negociaciones con Pablo Iglesias, ya casi en ese «último minuto», en el que todo es posible según Ábalos, el hombre que mantiene prietas las filas del PSOE. Antes de volver a verse las caras con el líder de Podemos, el inquilino de La Moncloa se dará un baño de líderes mundiales que, quizá, le incline a buscar de verdad un Gobierno a lo Frankenstein o le decante hacia nuevas elecciones. Emmanuel Macron, el presidente francés, ha invitado a Sánchez a la cumbre del G-7 (EE UU, Reino Unido, Alemania, Francia, Japón, Italia y Canadá) que se celebrará en Biarritz, al lado de la frontera española, entre el 24 y el 27 de agosto, en la que, claro, también estará Trump. Nadie espera mucho de esa cumbre en momentos de incertidumbre mundial, con tres asuntos que complican la estabilidad: la guerra comercial del presidente americano con China, en compás de espera por el retraso de la entrada en vigor de los aranceles; un posible Brexit por las bravas y el intento del ultra y populista Salvini de que haya elecciones en Italia para hacerse con todo el poder. Todo es posible, incluso que Trump, con la ayuda del británico Boris Johnson, dinamite una cumbre en la que Macron, con Merkel en retirada, quiere enarbolar el liderazgo europeo, algo para lo que contaría, ahora y en el futuro, con la complicidad de su invitado español.

Pedro Sánchez hablará con todos líderes del G-7, Trump incluido, y habrá foto. La imagen afianzará al inquilino de La Moncloa como un hombre de Estado que se codea con los grandes del mundo, una imagen que podría ser muy útil en otras elecciones. Los asesores de Sánchez buscan construir ese perfil de mandatario desde que llegó al Gobierno. La cumbre de Biarritz del G-7, por azares del destino, le llega al líder del PSOE en el mejor momento posible.

Además, también le aportará claves de si, con nubarrones económicos cada vez más negros en el horizonte, es viable gobernar con el apoyo y las exigencias de Unidas Podemos o debe arriesgarse a volver a las urnas. La conversación con Trump quizá no aporte mucho, pero ningún político la desdeñaría y Sánchez es de los que aprovecha todo, también eso. Y la foto con todos, desde Merkel a Macron, es un regalo francés llovido del Elíseo, aunque en la política internacional tampoco hay nada gratis. Después de Biarritz, Sánchez hablará con Iglesias.