Opinión
Cómo perder dinero en renta fija
Todo es posible, incluso invertir en algo que promete devolver menos dinero del colocado. Riesgo cero. La pérdida está asegurada. Parece un chiste, pero es cierto. En ese escenario, completado con el cierre del Parlamento británico por Boris Johnson, la primera vez de forma tan extraordinaria desde que, en 1653, Oliver Cromwell disolviera la Cámara de los Comunes, la parálisis política española es casi anecdótica.
Carmen Calvo, doctorada en solemnizar lo obvio, acudió ayer al Congreso, en funciones de escudera de Pedro Sánchez, salvado por Unidas Podemos –quizá para aparentar que hay una vía de negociación– de explicar la errática actuación del Gobierno con el Open Arms. Horas antes, José Luis Ábalos, número dos del PSOE, y Pablo Iglesias escenificaron en la SER, por separado, el abismo que existe entre ambas formaciones, lo que complica, pero no descarta, un acuerdo ya solo posible en el último minuto, porque la reunión entre los líderes PSOE y de Unidas Podemos ha vuelto a retrasarse a la semana del 9 de septiembre.
Las familias españolas, mientras tanto, según el Banco de España, tienen depositados en los bancos 833.400 millones, en la práctica, sin remuneración, porque la que obtengan se la comen las comisiones. Si se suma el dinero de empresas y fondos en la misma situación, 1,4 billones de dinero ociosos en cuentas bancarias. Otro sinsentido más, explicable por la ausencia de alternativas. Los inversores particulares que quieran huir de riesgo –renta variable, por ejemplo– carecen de opciones, salvo la insólita de invertir para perder. La semana pasada el gigante alemán Siemens colocó entre los inversores bonos –renta fija– a dos años con un interés negativo del 0,3%. Significa que no se pagan intereses y que, al final del periodo, el inversor recibirá menos dinero del que invirtió.
En España, Telefónica, Iberdrola y Naturgy barajan financiarse de esa manera porque es difícil esperar mejores condiciones. Los inversores profesionales pueden ganar dinero en esas condiciones, siempre que luego haya alguien que pague más por colocar sus fondos –en algún lugar hay que dejarlos– en activos con intereses negativos. Es un esquema piramidal en el que el último inversor paga el beneficio del anterior. Perfecto hasta que rompe la cadena y la pirámide se desmorona. No es un mundo para particulares, condenados a tener depósitos en el banco sin recibir nada y, además, pagar comisiones. La alternativa es perder dinero en renta fija y, a la espera de que hablen Sánchez e Iglesias, aceptar que la parálisis política española quizá sea incluso anecdótica.
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