Opinión
La resta de España Suma
Pablo Casado sabe, incluso desde antes de ser el líder –consolidado e indiscutible– del PP, que el centro derecha no volverá a ganar unas elecciones y a gobernar si no concurre unido a las urnas. La historia, se repita o no, está ahí y es muy ilustrativa. El PSOE de Felipe González, más allá de la debacle de UCD, venció con comodidad mientras a su derecha se repartían la clientela Fraga (AP y luego el PP), Suárez (CDS) y algunos regionalistas de primera hornada. Hubo que esperar a que a estribor del socialismo solo existiera el PP de Aznar para que fuera factible, primero plantar cara en 1993, y por último desbancar al PSOE, en 1996. Cuatro años más tarde, Almunia acudió a las urnas al frente de los socialistas con el reclamo de una coalición posterior con Izquierda Unida (IU). El resultado es conocido, mayoría absoluta inesperada para el PP y batacazo del PSOE, que perdió 16 escaños, y también de IU, que se dejó otros 13 por el camino. Casado y muchas voces en el PP sugieren la idea de España Suma (PP más Ciudadanos y, en su caso, más Vox), al ejemplo de Navarra Suma como cartel electoral unido para ganar las elecciones. Nada demuestra que el ejemplo navarro sea exportable al resto de España. Sánchez y sus asesores, incluso, contemplarían esa hipotética unión –que se producirá– del centro derecha como un aliciente extra para repetir elecciones. En 2015, Podemos obtuvo 5,19 millones de votos y 69 escaños. Izquierda Unida, 923.105 sufragios y 2 escaños. En 2016, la oferta conjunta Podemos-IU, bajo la marca Unidos Podemos, se quedó en 5 millones de votos –un millón menos– y en 71 escaños, los mismos que por separado. La simple suma de siglas o de partidos no garantiza nada, corrige algo la penalización del sistema electoral a la multiplicidad de candidaturas, pero no es decisiva. Los desencantados del PSOE que creyeron en Ciudadanos, antes de la deriva de Rivera, es difícil que estén cómodos en España Suma. Nadie descarta que volvieran a un PSOE que se aparte de Iglesias y compañía o que se abstuvieran. Un cóctel político que incluya votantes de Cs y de Vox puede resultar tan amargo que sea imbebible. La unidad imprescindible de todo lo que habita en la política a la derecha del PSOE pasa por la hegemonía de un único partido de centro derecha, no por la agregación de siglas bajo el paraguas de un nombre de reclamo electoral. No hay, ahora, mimbres para «España Suma», pero es que además podría convertirse en «la resta de España Suma».
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