Opinión

Decisión "redonda" de Sánchez

Pedro Sánchez, con el consejo de su protoasesor, el hábil y muy trabajador Iván Redondo, ha tomado la decisión que considera mejor para sus intereses. Por un azar del destino, poco frecuente, los intereses del inquilino de la Moncloa y del país que gobierna en funciones coinciden en este instante. El horizonte económico se enturbia cada vez más y, sobre todo en ese escenario, es mejor que no haya Gobierno a que todo dependa de un mal Gobierno. Eso no significa que exista ninguna garantía de que el Ejecutivo que alumbren las urnas el 10-N sea el más adecuado pero, al menos, la catástrofe deberá esperar. La ministra de Economía, Nadia Calviño, por fin, ha tenido que admitir lo evidente: «El otoño será muy complicado». No es incompatible con que, María Jesús Montero, titular de Hacienda, cada día con más cara de vicepresidenta, le da la réplica con su fogosidad y la promesa permanente de ofrecer lo que reclaman los ciudadanos sin entrar, nunca, en la letra pequeña. Sánchez y Redondo confían en la baza de Montero, una especie –salvadas las distancias, infinitas por otra parte– del Alfonso Guerra más mitinero, para recuperar votos, sobre todo en el granero electoral andaluz del PSOE.

Calviño sabe de qué habla al advertir de los peligros del otoño. Ayer, sin ir más lejos, la OCDE redujo sus previsiones de crecimiento económico mundial, pero hay más. La inmensa mayoría de la gente no sabe qué es un «repo» –del inglés re-purchase, recompra–, pero cuando los «repo» están en primera página, malo. Es lo que ha ocurrido esta semana en las biblias económicas Financial Times y Wall Street Journal y que ha pasado inadvertido en el guirigay político español. Los «repo», muy en trazo grueso, son operaciones de venta de deuda pública, a un plazo y con pacto de recompra cuando vence. Es una forma de prestar y obtener dinero entre bancos y grandes inversores. Pues bien, en un mundo con tipos de interés bajo el suelo, la víspera del día que la Reserva Federal americana redujo el precio del dinero, las operaciones «repo» se cerraban al 10%. Las alarmas se encendieron y las autoridades monetarias tuvieron que actuar de urgencia. En plata, los bancos no acaban de fiarse unos de otros y se exigen entre sí intereses disparatados. Algo similar ocurrió en 2008, como aperitivo de la Gran Recesión. Nada indica que deba repetirse, pero toda precaución es poca. Por eso, lo tuviera más o menos claro Redondo, la decisión de Sánchez era redonda. Además, en ninguna parte está escrito cuánta abstención habrá el 10-N ni tampoco que perjudicará al PSOE. Veremos.