Opinión
Pornografía
Ahora que los niños tienen teléfonos con internet, resulta que pueden ver, y ven, pornografía. Y lo que suelen ver es terrible: hombres utilizando de forma desalmada a mujeres, violencia directa o subyacente, genitales desorbitados, placeres extraños... En una palabra, sexo falso y sin amor. Un desastre. Porque estos críos, que todavía no han tenido relaciones sexuales, aprenderán de esa mala mentira, y cuando lleguen a vivir su sexualidad imitarán modelos negativos o se sentirán frustrados por no poder llevarlos a cabo. Ahora hay directoras que hacen películas porno con guión, estética y sensibilidad. He escuchado a una de ellas en una entrevista y me ha parecido inteligente. No obstante, no me llama nada ver ese tipo de cine «para adultos». Alguna vez, de muy joven, vi algo de pornografía y me pareció muy desagradable, por no decir repugnante. Y jamás, con una pareja, hemos necesitado de esos estímulos grotescos. Creo que no hay nada mejor que el deseo natural hacia el otro, impregnado de admiración y humor, para disfrutar de lo lindo. O una cenita con un buen vino y una conversación divertida para llenar una cama de movimiento. No hay nada como el sexo con amor. No comprendo a esos que tienen que pagar o utilizar a otros para sentirse sexualmente realizados. Me parece que solo el machismo disparatado o la soledad por incompetencia, pueden llevar a esas penurias morales. Hay también ciertas patologías psíquicas que van por esos derroteros, pero siempre es mejor una terapia que una violencia. En la imaginación cabe todo, y hay que ejercitarla desde la escuela. Una persona creativa concebirá sus propios modelos de la sexualidad. Por favor, protejamos a los niños de esos avisperos. No desvirtuemos su mirada.
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