Opinión

Errejón y la tía Gema

Íñigo Errejón ha roto las encuestas. La siempre triunfalista –para el PSOE– del CIS, que preside el inefable José Félix Tezanos, carece de valor desde antes incluso que se publicara ayer. Las que han intentado medir de urgencia el efecto Errejón todavía necesitan poso, aunque de momento han puesto de los nervios a la parroquia socialista, sobre todo a la que nunca estuvo convencida de la repetición electoral. En los últimos días, sobre La Moncloa también revoloteaban sondeos menos optimistas de los que barajaban cuando eligieron volver a las urnas. En el PP, Pablo Casado y su equipo encaran el 10-N no como una repetición sino como unas elecciones nuevas, en las que participarán «las tres derechas», pero también «las tres izquierdas», lo que introduce un factor de incertidumbre imprevisto. Más País escuece en Unidas Podemos, en donde apuntan que lo de Errejón es la «metapolítica», algo así como el diálogo –la discusión– político sobre la política y defienden que incluso puede ser un revulsivo para sus votantes ahora tentados por la abstención, mientras la preocupación también ha llegado a las orillas socialistas. Sánchez, en teoría, lo tenía previsto y calculado, pero el pánico ante la urna hace temblar hasta a los políticos más templados.

El camino hasta el 10-N es más largo de lo que parece. Incluye la sentencia del 1-O, el Brexit y lo que en las campañas electorales americanas llaman «la sorpresa de octubre», un acontecimiento inesperado que influye en los votantes. Puede haber sido Errejón o todavía puede estar por llegar. El PSOE ganará, pero el resultado está más abierto que nunca, porque son unos comicios nuevos y todo es posible. En medio del enredo, hay quien recuerda, como chascarrillo divertido, que Gema Galván, miembro del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado (TAC), socialista confesa, se ganó fama de excelente redactora de discursos para Jaime Mayor Oreja cuando era ministro del Interior. Un colaborador del ex ministro apunta que Galván, por las mañanas, trabajaba con eficacia y lealtad para el ministro y, por las tardes, en su tiempo libre, ejercía de activista del PSOE. Luego recalaría –como alta funcionaria– en Presidencia del Gobierno. Gema Galván, además, es hermana de la madre de Errejón, María Ángeles «Angy» y, por lo tanto, tía del líder de Más País. La anécdota, carente de trascendencia política, revela cómo un buen funcionario puede disociar su deber y su devoción y también que, con frecuencia, nada es lo que parece. Quizá tampoco el 10-N. La metapolítica, con Errejón y la tía Gema al fondo.