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Opinión

El pasado como excusa

No podemos utilizar el pasado como excusa y achacarle las culpas de nuestra desgracia y de nuestro comportamiento, pero sin embargo es un resorte que utilizamos a menudo para salir del paso airosamente y sacudirnos los muertos que cada cual tenemos guardados en el armario. Una mujer de Castro Urdiales tenía la cabeza de un muerto, su marido, y se la endosó a una amiga guardadita en una caja que decía contener juguetes sexuales. La pobre amiga notó que aquello olía mal, y cuando la abrió se encontró con la testa del finado, que ya estaba para pocos juegos... En fin, que ya nada nos sorprende. El otro día alguien dijo en una conversación que la literatura actual no le interesa una vez leídos los clásicos, y no es una idea desencaminada. En los clásicos está todo, encontramos la respuesta a nuestras dudas y nuestras ansias y así, de repente, nos chocamos con una mujer liberal y liberada como la Marcela del Quijote. «Si yo conservo mi limpieza con la compañía de los árboles, ¿por qué ha de querer que la pierda el que quiere que la tenga con los hombres?». Me recuerda una película de esas que se ven varias veces para poder observar más detalles, «El caso Sloan», cuya trama va del conflicto entre los que en EEUU quieren armas al alcance de todos, con sus «lobbys» y sus sobornos a miembros del Senado del país, y los que luchan por que esto no sea así.

Pero a mí me interesa el personaje de la propia Sloan, una implacable lobbysta tentada por un abogado sin escrúpulos para dirigir la campaña que aumentaría los controles para adquirir armas. Ella se dedica a su trabajo y claudica de su vida sentimental y amorosa. Es fría, contrata a gigolós para llevar compañía cuando la necesita y para mantener una vida sexual fría y constante. Es adicta a los somníferos y si bien la Marcela del Quijote es una mujer libre pero espiritual y cálida, Sloan es gélida y concisa, entregada a su trabajo y no a ninguna otra cosa.

La otra mañana leí algo descorazonador, «un nuevo estudio prueba empíricamente que en un principio el orgasmo estaba encaminado para provocar la ovulación, pero que esta función se perdió con la evolución de algunos mamíferos, incluidos los humanos». ¿Que el orgasmo femenino llevaba implícita la labor reproductiva y no la del placer sexual? Al parecer estudios científicos demuestran que sí, con lo cual debemos concluir que la naturaleza concibió a la mujer con un concepto de máximo sexismo. Sin embargo hoy día esta conclusión se viene abajo ya que aunque la mujer no experimente el placer máximo puede producirse la fecundación. En fin, que en el sexo femenino se han cometido desde que el mundo es mundo una serie de errores históricos que, por fortuna y porque la naturaleza es sabia, han ido resolviéndose. Aun así, hoy día podemos asegurar sin temor a equivocarnos, que la mujer es el peor enemigo para la mujer. A veces la gente –y hasta el paisaje–, hacen brotar de nosotros mismos nuestra peor versión, o sea, la persona odiosa que todos llevamos dentro.

El comportamiento femenino en la actualidad resulta excesivamente agresivo y me temo que el sexo opuesto va a tener ciertas reservas a la hora de entablar incluso una ingenua conversación por la doble interpretación que a ésta se le quiera dar. Me pregunto si alguien se atreverá algún día a acercarse a la joven Greta Thunberg, por ejemplo, aunque sólo sea para darle los buenos días. Me pregunto, también, qué hubiera pasado hoy día con el pene del presidente Johnson que lo sacaba de tanto en tanto para que el mundo admirase su tamaño.

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