Opinión
Serra-Pàmies
Miquel Serra Pàmies fue un dirigente comunista y consejero de abastecimientos de la Generalitat republicana, que huyó en 1939 de España y se estableció en Moscú, dónde sufrió las torturas del régimen comunista, tras un siniestro proceso de siete meses en el que se le acusaba de minar la resistencia republicana de Cataluña y de evitar la destrucción de Barcelona.
En enero de 1939, la URSS y la Internacional Comunista elaboraron un plan para destruir Barcelona, con miles de toneladas de trilita para dinamitar las principales fábricas e infraestructuras de la ciudad. Serra se ofreció para terminar los detalles y dar la orden, pero dedicó todos sus esfuerzos en evitar que el plan se ejecutara. Huyó de Barcelona hacia Francia, pero los dirigentes de Moscú le pidieron que se trasladase a Rusia y allí fue arrestado y conducido a los calabozos de Lubianka, la sede de la NKVD, los servicios secretos estalinistas. Acusado de anticomunista, trotskista y masón, de haber perdido los archivos del PSUC, de incumplir las órdenes de dinamitar Barcelona y de perder los fondos económicos del partido, además de pertenecer a los servicios secretos franceses, se le acusó de ser el principal culpable de la derrota republicana en la Guerra Civil. Tras esta última acusación, muy debilitado por las torturas sufridas, tuvo una crisis nerviosa que obligó a suspender la sesión y que le produjo unas graves secuelas físicas.
Al final sería declarado inocente de los cargos de traición, consiguió huir y se instaló, muy enfermo, en Méjico, dónde explicaría la trama de los dirigentes del PCE, el PSUC para destruir todas las instalaciones portuarias, la térmica de Sant Adrià y volar los túneles del Metro, con la complicidad de la Brigada Líster. Su estrategia consistió en una táctica dilatoria: «Mientras me jugaba la vida no se destruía nada o poca cosa, los nacionales no acababan de entrar nunca, hasta que por fin llegaron. Cuando ellos estaban en la plaza Cataluña nosotros estábamos todavía en el Ritz. Barcelona no era destruida»; se lee en el libro «Fou una guerra contra tots», que escribió su hermano Josep. Josep Serra Pàmies, periodista y enfrentado políticamente a su hermano pequeño. Militó primero en la Lliga Regionalista para posteriormente dirigir el periódico «Diari de Reus» y convertirse en el portavoz de Acción Popular Catalana, el partido vinculado a la CEDA. Al estallar la guerra civil, hubo de esconderse en Barcelona y actuó clandestinamente en las tramas de la quinta columna franquista. En 1980 decidió reivindicar la figura de su hermano, que la política y la guerra separó, y dio a conocer a través del libro mencionado, las perversas intenciones de unos dirigentes republicanos que sembraron la muerte y la destrucción en una retirada agónica. Como Negrín, que quiso aplicar en Bilbao cuando ordenó destruir toda la industria pesada, y se encontró con la negativa del gobierno vasco. En Barcelona un hombre bueno, comunista e idealista, decidió no aplicar las órdenes de la URSS, su memoria la rehabilitó otro hombre bueno, derechista e idealista. Los dos hermanos Serra Pàmies, como todos los españoles, habían perdido la guerra.
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