Opinión
Los disputados votos del 155
Pedro Sánchez ha acreditado una capacidad excepcional para superar adversidades y también para convertir sus propias debilidades en ventajas estratégicas. El artículo 155 de la Constitución puede ser, en vísperas electorales, el último ejemplo. Es y sería una jugada arriesgada, pero toda la trayectoria política del inquilino de la Moncloa está más cerca del trapecio cirquense que de cualquier otra carrera política. El líder del PSOE ha actuado a menudo sin red, como cuando abandonó su escaño en el Congreso y la dirección del partido y cuando, después, se presentó contra todo y contra todos a unas primarias diseñadas para que las ganara por goleada Susana Díaz, que todavía no se ha repuesto de aquel batacazo inesperado.
Los estrategas de la Moncloa, sin complejos, han sacado a relucir el artículo 155 y su posible aplicación otra vez en Cataluña. La defensa de España, fuera de Cataluña, da votos al PSOE. El objetivo, algo así como un sudoku imposible hasta ahora, es que esa política no perjudique a los socialistas en Cataluña, en donde la postura del PSC que lidera Miquel Iceta siempre ha sido, en el mejor de los casos, ambigua. Algo sin embargo parece que empieza a cambiar en el socialismo catalán, tras los fuertes reveses electorales en los momentos álgidos del «procés» y cuyo único senador entonces, el ex presidente de la Generalitat José Montilla, se ausentó de la cámara para no votar la aplicación del artículo 155 en 2017. Ahora, Iceta, que siempre ha sido contrario a que se utilice esa vía constitucional, en un salto mortal político, anuncia su «apoyo total» a Pedro Sánchez, incluso si decide aplicar el artículo 155, algo que hay quienes consideran que podría ser necesario ante una reacción desmesurada del independentismo tras una probable sentencia condenatoria del juicio del 1-0.
Sánchez confía no tener que llegar a esos extremos, pero tampoco le repugna y no dudará en hacer lo que crea que más le conviene. Su equipo calcula que una sentencia dura y una respuesta también dura de los independentistas, con Puigdemont, Torra y Junqueras/Rufián a la cabeza, en vísperas electorales, le beneficia. La única incógnita son los votos social-nacionalistas del PSC –que los hay– que pudiera perder, aunque hay quienes defienden que muchos de los que se fueron a Ciudadanos volverían al redil. Una vez más, quizá apremiado porque los augurios electorales no son tan buenos como esperaba, el líder del PSOE está decidido a arriesgar, convencido de su buena estrella.
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