Sin filtro

Ayer de nuevo el tradicional desfile militar por el día de la Hispanidad, el día nacional de España, nos llegó al alma.

3.500 efectivos del Ejército y la Armada, la Guardia Civil, Policía Nacional, Protección Civil y Salvamento Marítimo, 76 aeronaves y más de 100 vehículos, formaron parte de un bello y merecido homenaje.

Es este un año especial ya que se cumplen 30 años de las Fuerzas Armadas en misiones en el exterior y se conmemora además el V centenario de la primera vuelta al mundo.

Y como hay quienes se niegan a olvidar a los asesinados por ser españoles en tiempos de terrorismo, se celebra mañana en el auditorio de la Fundación Mutua Madrileña (Madrid) a las siete de la tarde, la segunda de las sesiones organizadas por el Instituto de Seguridad y Cultura bajo el título «El terrorismo de ETA en la gran pantalla». Se proyectará la película «El Lobo», de Miguel Courtois.

Mikel Lejarza, «Lobo» para unos y «Gorka» para otros, fue un infiltrado en la banda terrorista Eta. Fue captado por los servicios secretos del final del franquismo y consiguió convertirse en uno más de la banda terrorista y ascender en la organización hasta conseguir la confianza de sus compañeros y, tras un tiempo pasando más o menos desapercibido, logró llegar a encargarse de su infraestructura.

La Fundación Villacisneros y la Asociación Esteban de Garibay apoyan este ciclo de cine para «divulgar a través de películas y documentales la realidad del terrorismo de ETA y sus consecuencias».

Tras la proyección, los periodistas Antonio Rubio, autor de «Lobo, un topo en las entrañas de ETA», y Fernando Lázaro celebrarán un debate con Isabel San Sebastián como moderadora.

Y también para no dejar de recordar, cayó en mis manos el libro «Los niños de Lemóniz» (Espasa), una novela que da voz a esos niños que aunque no fueran tenidos en cuenta ni siquiera en las estadísticas, vivieron la parte del horror del terrorismo de los años 70 y 80 que sus madres valientes, generosas y luchadoras, no pudieron filtrar.