Opinión

En medio del camino

Sínodo es una palabra griega que significa caminar juntos; este significado etimológico ha sido incorporado al lenguaje eclesiástico para denominar una reunión de obispos que quieren tratar un tema importante o tomar decisiones de relieve para la vida de la Iglesia.
Los sínodos han sido desde hace siglos una realidad constante y normal en la historia de las iglesias orientales, tanto católicas como, sobre todo, ortodoxas. San Pablo VI decidió reinstaurar esta histórica institución después del Vaticano II y en estas últimas décadas se han celebrado numerosas asambleas sobre temáticas muy diversas.
Desde el pasado 6 de octubre está teniendo lugar en el Vaticano la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la región pan amazónica cuyo objetivo es encontrar nuevos caminos para la evangelización de los pueblos indígenas que viven en esa vasta área del mundo que comprende nueve países latinoamericanos y cuya supervivencia está amenazada por un nuevo colonialismo avasallador. Y con ellos se corre el riesgo de ver desaparecer uno de los pulmones del planeta y una de las mayores reservas de agua.
Es muy pronto para intentar aventurarse en un balance de cómo acabará esta reunión en la que participan más de un centenar de obispos, expertos en diversas materias , representantes de las poblaciones indígenas y el mismo Papa. Algunos ya se han atrevido a condenar sus conclusiones escudándose en prejuicios y posiciones contrarias a toda reforma. Serán, sin duda, desmentidos porque no se está a la búsqueda de inútiles utopías sino de soluciones realistas a graves problemas pastorales, culturales, sociales y ecológicos.