Opinión
El dictador, Berlanga y el paro
Luis García Berlanga hubiera disfrutado ayer. El dictador se quedó sin mausoleo funerario –muy pocos lo lamentarán y enseguida se olvidará–, pero la escenografía ni tan siquiera podría haberla superado el hombre que alumbró Bienvenido Mr. Marshall o la trilogía de la familia Leguineche (La escopeta nacional, Patrimonio Nacional y Nacional III). El traslado en helicóptero de los restos del dictador, acompañados de la ministra Dolores Delgado, como notaria mayor del Reino, y del nieto del exhumado, sin dirigirse –al margen del saludo protocolario– la palabra, también podría haber sido una escena, incluso hilarante, imaginada por Berlanga en sus mejores momentos. Todo, en medio de una campaña electoral hipócrita –oficialmente no ha comenzado, pero todos están en campaña– y rematado con una aparición sorpresa de Pedro Sánchez, a la hora de los telediarios y después de que el INE (Instituto Nacional del Estadística) anunciara unos datos, malos –sin muchos matices– del paro en el tercer trimestre y la ministra Montero sugiriera subidas de impuestos. Al fondo, Iglesias –Unidas Podemos– y Abascal –Vox–, los extremos se tocan, coincidían en criticar al Gobierno por el traslado ahora de los restos del dictador. Berlanga barajó rodar «Nacional IV»,pero nunca llegó a hacerlo. Ahora, no podría haber resistido la tentación.
«No, no lo sabemos y no lo sabremos nunca». Así comenzaba «La Saga/Fuga de J.B.», la gran novela del realismo mágico español, de Gonzalo Torrente Ballester, que trataba de una aldea gallega que levitaba cuando sus habitantes se cabreaban. «No lo sabemos», pero es sospechoso que el Gobierno hiciera coincidir –con una cobertura espectacular– del cuerpo del dictador golpista con el anuncio de los peores datos del paro desde el primer trimestre de 2013. Las cifras son elocuentes y no benefician a Sánchez a pocos días de las elecciones. El paro descendió en 16.200 personas en el tercer trimestre de 2019, es decir, durante el verano y la tasa bajó hasta el 13.92% de la población activa. Sin embargo, el propio INE explica que si se tienen en cuenta los datos desestacionalizados –que es una medida más ajustada a la realidad– el paro creció un 1,72% y, lo que es peor, lo hizo por segundo trimestre consecutivo, ya que en el periodo abril–junio de este año también subió un 0,74%. La coincidencia, casual o no, con el traslado del cuerpo del dictador, con sus horas de televisión –es lo que le preocupa–, le ha ahorrado al Gobierno otras tantas dedicadas a analizar la situación económica y el paro. Berlanga, el dictador y el paro. «Nacional IV»
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