Opinión
Almudenita
Desde Zapatero, y antes de Zapatero, pocos jurados literarios prescinden de la escritora Almudena Grandes, esposa del Director del Instituto Cervantes, el rapsoda granadino Montero. Almudena Grandes, narradora especializada en chichis, gloria y dulzura de la literatura erótica, mujer de profundas convicciones y obsesiones, haría bien en hacerse imprimir unas tarjetas donde se especifique su verdadera profesión.
«Miembro permanente de Jurados Estatales». Todavía no se ha concedido un premio a ella misma, pero todo se andará. Recuerdo un epigrama que le dedicaron, años ha, en la «Fiera Literaria», una publicación culta e iconoclasta, no exenta de amargura, en la que firmaban con seudónimos relevantes catedráticos, profesores y críticos literarios. El gran problema de los sesudos críticos no es otro que su reverencial deseo de ser reconocidos como escritores, doble vertiente que muy pocos alcanzan. El ejemplo de Manuel Gullón no ha sido superado. Pero sus poemas satíricos, más malhumorados que humorísticos, tienen la virtud de la excelencia formal, la preceptiva literaria respetada con celo y el respeto a la dificultad de la métrica y la rima. Eso que no conoce el esposo de Almudenita Grandes, gran enchufado del zapaterismo, el rajoyismo y el sanchismo. Aquel epigrama –«A la abeja semejante/ para que cause placer/ el epigrama ha de ser/ pequeño, dulce y punzante»–, decía así: «Almudenita Grandes/ ¡qué mal escribes!/ Y gracias a los coños/ lo bien que vives!».
En compañía del crítico literario, o al menos así se presenta, Ignacio Echevarría, Almudena Grandes ha concedido el premio Nacional de Narrativa, a la eximia obra «Lectura Fácil» de la granadina Cristina Morales por su «propuesta radical y radicalmente original». La ganadora habita en La Habana, becada por la AECID, entidad dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación. Ella está en el antisistema, y por eso vive en Cuba a costa de los contribuyentes. Ya ha declarado que no tiene intención, a pesar de su pertenencia a lo «radicalmente original» de renunciar a los 20.000 euros del premio, porque el sistema y el antisistema se dan la mano cuando un talón de dinero público anda de por medio. Recuérdese el bochornoso acto del ministro sorayista Méndez de Vigo, aplaudiendo, ante el monumental enfado del entonces Delegado del Gobierno en el País Vasco, el alavés Carlos María Urquijo Valdivielso, las palabras de Trueba, Premio Nacional de Cinematografía, con las que vejó, humilló y despreció a España, no sin antes meterse en el bolsillo el cheque que le entregó el sonriente y aplaudidor ministro de Rajoy.
La premiada por Almudenita, la becada en Cuba, la «radicalmente original» según la profesional de los Jurados, es residente en Barcelona. Y ha descrito con gozo los acontecimientos salvajes de los CDR de los últimos días. «Es una alegría ver el centro, las vías comerciales tomadas por la explotación turística y capitalista, de las que estamos desposeídas quienes vivimos ahí. Es una alegría que haya fuego en vez de tiendas y cafeterías abiertas. La violencia es de la Policía, que es lo único que se puede esperar de la Policía. Es un cuerpo violento ante el que sólo cabe el sometimiento o la autodefensa».
El ministro de Cultura dice que no puede opinar. Él no forma parte de los jurados. Pero los nombra o los aprueba. Y es tan responsable como Almudenita y su compañero calzonazos de la concesión del premio Nacional de Narrativa a este subproducto del estercolero literario. No se premia la calidad de una obra, sino la ideología amiga de los que lo conceden. Y claro está, la que celebra una Barcelona incendiada, el cierre de tiendas y cafeterías, y deplora la violencia de las fuerzas policiales que sumaron entre todas más de 300 heridos, algunos de ellos de extrema gravedad, ya se ha metido el cheque de 20.000 euros en el bolsillo. Es, como casi todos estos gorrones, una antisistema hasta que le llega el regalo del sistema, que no se lo hacen Almudenita, Echevarría ni el ministro de Cultura, sino los contribuyentes .
No obstante, seguiremos teniendo sorpresas, porque Almudena Grandes se mantendrá anclada en la placidez recompensada de los jurados. Pasará –ya ha pasado–, a la pequeña historieta literaria la obra y la persona premiadas por la farsa legalmente constituída. Pero Almudena Grandes seguirá presidiendo jurados y concediendo premios impostores. Entre reunión y reunión, nos seguirá deleitando con su literatura de chichis y pitilines, que es la que domina con creces y holgura.
Cristina Morales ha viajado a La Habana con sus 20.000 euros.
Es de esperar que con ánimo generoso. Con su beca y su premio, algún rollo de papel higiénico sólo al alcance de los mandatarios comunistas, podrá regalar a un vecino de su barrio. Pero se lo prohíbe el sistema comunista. Mala suerte.
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