Opinión

Cataluña, morbosa y sentimental

Pedro Arriola, gurú y protoasesor sucesivo de Aznar y Rajoy, sostenía que las campañas electorales apenas influían en el resultado, salvo error garrafal de los candidatos. José Félix Tezanos, presidente del CIS, socialista y defensor de la labor de Arriola, compartió hasta hace poco esa opinión. Ahora, las campañas ­­–mejor dicho, su versión en televisión– son más decisivas porque hasta un 5% de los electores duda incluso ante la urna a quién votar. En ese escenario, cualquier hecho del último momento, que cale en el votante, puede ser determinante. Pedro Sánchez, que sale de ganador pero necesita margen, sabe que, sobre todo, se juega mucho en Cataluña, pero que también debe evitar que los votos que gane ahí los pierda en otros lugares. Los estrategas socialistas deliberaron durante semanas sobre la conveniencia de dar un golpe de efecto en Cataluña en la última semana. Es decir, aplicar alguna medida de gran repercusión. Al final, y con la presión de Miquel Iceta de por medio, decidieron no hacer nada e incluso volvieron a incluir en el programa la “plurinacionalidad” perdida en algún borrador. Es una especie de siete y media política y el arte está tanto en no quedarse corto como en no pasarse.

El independentismo, muy dividido y que ha visto las orejas del lobo con la violencia callejera, tampoco quiere pasarse, pero se cree obligado a dejarse notar. Teme no controlar la bronca y las protestas –si hay incidentes importantes– ante la presencia de los Reyes en Barcelona en los Premios Princesa de Girona pueden influir tanto o más como el único debate de los lideres en TV, tras el insustancial de los números dos del viernes. Todo, con los nervios y los sentimientos a flor de piel. Hay otros asuntos capitales, como la situación económica, cada vez más delicada como advierte el Banco de España, pero todavía no han calado lo suficiente entre la población. Sánchez, por si acaso, para proteger el flanco izquierdo, descarta una coalición con el PP. Eso no impide, sin embargo, una abstención de los de Casado, que no sería gratis, y siempre que Rivera o lo que quede de Cs –ahora firmarían perder 20 escaños– hiciera lo mismo. Tezanos insiste en que quien mejor maneje los últimos momentos logrará el premio gordo y es ahí donde, sobre todo en Cataluña, serán decisivos los sentimientos. Azaña, en 1930, hablaba del «alma catalana, propicia a la efusión sentimental» y Cambó, en 1934, apuntaba que «Cataluña, contra lo que muchos creen, es un pueblo morbosamente sentimental». También –o sobre todo– «los indepes».