Opinión

El trampantojo «indepe» de ERC

Oriol Junqueras, en la cárcel-despacho-sala de reuniones de Lledoners, suspira por encontrar una fórmula, imaginativa, que permita que los votos de ERC en el Congreso faciliten la investidura de Pedro Sánchez y, al mismo tiempo, mantener ante su clientela una postura radical-indepedentista. El diccionario de la Real Academia define «trampantojo» como «una ilusión con la que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es».Ahora mismo, la estrategia de ERC es una especie de «trampantojo» apenas enmascarado con la consulta a la militancia que han alumbrado los líderes de Esquerra de tener una coartada y hacer cómplices a sus militantes/votantes. Père Aragonés, el chico amable y aseado que en otros tiempos hubiera sido de CiU, vicepresidente vicario de Junqueras de la Generalitat, quiere a Sánchez investido, pero teme que el apoyo, por acción u omisión como decía el catecismo que también aprendió Junqueras, le pase factura en las urnas a ERC. Es lo único que separa al inquilino de la Moncloa de renovar su contrato de alquiler por cuatro años.

Pedro Sánchez, tras la implosión de Ciudadanos, explorará un apoyo del partido naranja para presionar a Junqueras y a ERC. Arrimadas, sucesora cantada de Rivera, deberá decidir si se acerca al PP o al PSOE. Sánchez estaría dispuesto a darle oxígeno e incluso un cargo y eso enerva a los «indepes» de ERC. Quieren al PSOE en el Gobierno, pero también ganar las próximas elecciones catalanas y temen que Quim Torra adelante los comicios en cuanto ERC apoye la investidura de Sánchez sin obtener contrapartidas que el líder socialista no puede conceder. El que Torra dijera ayer que no habrá elecciones catalanas en 2020 solo se interpreta como una maniobra de distracción, más allá de que le haya cogido apego a la poltrona. Torra, además, sea inhabilitado o no por la Justicia, no será candidato a la presidencia de la Generalitat, lo que abre otra carrera, en la que emerge Damià Calvet, actual consejero de Territorio y Sostenibilidad. Todo, claro, con el permiso de Puigdemont que también sueña con una carambola jurídica europea que le permitiera volver a liderar electoralmente a los «indepes». «La política catalana tiene un aspecto caótico e interesante y fuera del ámbito catalán difícilmente se comprende», escribía Josep Pla en marzo de 1932. Ahora, en las cocinas de ERC se hornea a fuego muy lento un inmenso trampantojo –destinado a su clientela– para investir a Sánchez, porque cualquier otra alternativa es peor para ellos. Es una apuesta, claro, pero, al tiempo.