Opinión
Pujol, comedia y «crisis baby»
Iván Redondo, el estratega y protoasesor de Pedro Sánchez, apuesta por la prórroga. Incluso habla del «minuto 93», aunque no aclara si con VAR o sin VAR, aunque en este caso, según reza la tradición, todo acabará arreglado en un bar, aunque sea de hotel. Jordi Pujol, en otros tiempos, se mesaría los cabellos. Ahora, se desespera consigo mismo y con sus más íntimos porque querría intervenir en el debate público sobre lo que ocurre en Cataluña, pero sabe que no puede ni debe hacerlo. Pujol, además de su errores personales, digiere –y ha llegado a admitirlo, aunque a regañadientes– su gran error político, algo que le corroe. No supo prever, porque también era casi imposible hacerlo, la caída del Muro de Berlín y el advenimiento de países y Estados como Eslovenia, Croacia o la independencia de las repúblicas bálticas. Como conservador que es, jamás contempló la caída del comunismo soviético y la desmembración de su satélites. Eso le impidió –le llevó de forma natural– no explorar, cuando se pactó la Constitución de 1978, procedimientos legales, sobre todo legales, aunque fueran remotos y alambicados, que no cerraran las vías a la entonces impensable independencia de Cataluña. Nunca se lo ha perdonado, pero ahora lo que le quita el sueño es ni tan siquiera poder intervenir en el debate público sobre el enredo catalán. Se lo ha contado a Xavier Melero, el abogado de Joaquin Forn y Meritxell Borrás en el juicio del «procés», que acaba de publicar un libro sobre el proceso, aunque este detalle no aparece en la obra.
Pujol, ahora, desde su ostracismo, observa –y no le gusta, porque no es protagonista– la comedia que representan el PSOE de Pedro Sánchez y la ERC de Oriol Junqueras, con la que empiezan a llamar «crisis baby» al fondo. Ocurrirá en el minuto 93 o más tarde, porque puede haber incluso una prórroga completa, lo que significa apurar hasta el minuto 120. Adriana Lastra y Gabriel Rufián interpretaron ayer las primeras escenas de una comedia que, como todas, tendrá un final feliz para los intérpretes. Habrá Gobierno, antes o después de Navidades, porque los líderes de ERC saben que asumen grandes riesgos, pero que son mayores los de que Sánchez no esté en la Moncloa o de que haya otras elecciones, todo en puertas, como dicen por ejemplo los expertos de Goldman Sachs, de una crisis económica «baby», que no tendrá nada que ver con la Gran Recesión, pero que es muy probable que traiga un aumento del paro en España 2020. Redondo hace guiños, casi imperceptibles, a Cataluña y prepara la estrategia para la prórroga.
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