Opinión

Decisión Real y ausencia de ERC

Pedro Sánchez tiene prisa, mucha prisa. Intenta ser investido antes de Navidad porque algunos opinan que todo podría complicarse si hay que esperar hasta después de Reyes para la investidura. Lo comentan empresarios catalanes, más o menos notables, que defienden –como algún colega del Ibex– la formación de Gobierno cuanto antes. Torra, presidente de la Generalitat, hace y hará todo lo que pueda por torpedear cualquier acuerdo de investidura y cuanto más tiempo tenga, aumentan sus posibilidades. El pacto PSOE-ERC está servido, solo pendiente de cuando les convenga más a los «indepes» de Junqueras, Rufián y Aragonés dejar instalado a Sánchez en la Moncloa.

Hay tres citas la semana del 16 al 22 de diciembre que preocupan alimentan los nervios en los cuarteles generales del PSOE y de ERC. El 18, miércoles, se juega el partido Barça-Madrid, que los radicales de Tsunami Democratic aspiran a reventar, incluso impedirlo, con incidentes dentro y fuera del Camp Nou. Incidentes como los de la semana posterior a la sentencia del «procés» complicarían a Sánchez beneficiarse del apoyo, directo o indirecto, de ERC. El jueves, 19, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea fallará si España vulneró o no los derechos de Junqeras y su decisión, de rebote, afectará a la situación de Puigdemont, que sueña con un quimérico «ja soc aquí» al estilo Tarradellas. El sábado 21, por último, comienza el 28 Congreso Nacional de ERC y hay dirigentes republicanos que temen más que bronca si Sánchez está investido sin unas contrapartidas claras y explícitas. Otros, por contrario, prefieren arriesgarse antes que dar más opciones a Torra y Puigdemont para impedir, por ahora la investidura.

Prisas y nervios que a veces se convierten en torpezas. Meritxell Batet, presidenta del Congreso, quizá fue más allá de donde debía cuando, tras visitar la Zarzuela, dijo que el Rey aspira a la «normalidad institucional» y que «cree que es bueno que haya Gobierno». No es así, pero alguien lo podría interpretar como una presión subliminal. Felipe VI, por supuesto desea «normalidad institucional» y que haya Gobierno. Sobran explicaciones. El Rey, por otra parte, deberá proponer o no candidato a la presidencia del Gobierno y, en esta ocasión, lo tendrá que hacer sin conocer directamente la posición de ERC, que no acudirá a la ronda de consultas, pero de quien depende la investidura. Sánchez le informará de las intenciones de ERC y el Rey hará lo correcto y también lo mejor para el país, pero no es lo mismo. Prisas y nervios de Sánchez y ERC.