Opinión
La democracia (revuelta) en UK
Los británicos votaron ayer. Los electores de las Islas es probable que se hayan equivocado. Luego, protestarán. El mito de que los electores nunca yerran es eso, «una historia fabulosa de transmisión oral» y falsa. Los súbditos de su Graciosa Majestad lo tenían muy difícil, casi imposible. Martin Wolf, economista jefe del «Financial Times», ya explicó la semana pasada sus dificultades –sugería que insuperables– tanto para votar a Boris Johnson como a Jeremy Corbyn. «The Economist», en un ejercicio de idealismo quizá estéril, se aferraba a su tradición liberal para abogar por los Liberal Demócratas de Jo Swinson, que serán irrelevantes en la Cámara de los Comunes. El Reino Unido (UK), sin embargo, al margen de la mayoría obtenida por el ganador, tendrá Gobierno en los próximos días. El resultado de las urnas –incluidos los errores de los votantes– podrá gustar más o menos, pero nadie discutirá la agilidad de la democracia, incluso convulsa, en el Reino Unido.
Los españoles votaron hace más de un mes. Hasta hace dos días el Rey no encargó formar Gobierno a Pedro Sánchez. El líder del PSOE logrará su propósito, en las mismas condiciones que anunció tras las elecciones, pero puede tardar incluso un mes más en conseguirlo. Los procedimientos que fija la Constitución son tan prolongados como farragosos y en el siglo XXI resultan anacrónicos. Por otra parte, la agilidad británica también se asienta en su sistema electoral, directo, claro y muy sencillo, en contra de una falsa idea bastante extendida en España. Todo también mucho más evidente que la aplicación de la regla D’Hont, porque hay que ser un experto para comprender el alcance de su aplicación. En el Reino Unido el sistema electoral es mayoritario de distrito uninominal. El país se divide en tantas circunscripciones como escaños tiene el Parlamento. En cada distrito se elige un diputado que se adjudica el partido que tiene más votos en ese lugar. Algunos critican que «el primero se lleva todo». Quizá ignoran que ese «todo» es el único escaño en juego en cada caso. El sistema facilita las mayorías y la formación de Gobierno. Sólo Cameron, desde la II Guerra Mundial, tuvo que recurrir a un Ejecutivo de coalición. El bloqueo por el Brexit se explica no tanto por falta de mayoría como por disensiones internas de los partidos. Los diputados, elegidos directamente en su distrito, no están obligados a seguir siempre las directrices de su partido. Son, en cierta medida, independientes y pueden saltarse la disciplina de voto. La democracia en UK. Inimaginable en España.
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