Opinión

Jaume I el Conqueridor

Jaume I, hombre de fuerte convicciones y vida azarosa, conquistador y hacedor del Reino de Valencia, pacificador de las Españas al acordar los límites entre las dos Coronas hispanas de Castilla y de Aragón en el Tratado de Almizra en 1244, cejó en el empeño de sus ancestros de mirar al norte y dedicó sus esfuerzos en expandirse «Espanya endins» al fijar la frontera con Francia en el Tratado de Corbeil en 1258. Renunció a los derechos hereditarios que tenía en el mediodía francés, a cambio de que Luis IX renunciara a su vez sobre los suyos en los condados de la Marca Hispánica. Conquistó el Mediterráneo, el espacio natural de expansión, tomó las islas Baleares, señalando el camino a sus sucesores que dominarían el Reino de Sicilia y Nápoles, las Islas de Córcega y Cerdeña, los Ducados de Atenas y Neopatria, el Reino de Jerusalén e Isla de Malta. Toda esta expansión llevará a que el Mare Nostrum se convierta en uno de los ejes básicos de la política exterior de España. En el libro «Crònica o Llibre dels Feyts», la primera de las cuatro grandes crónicas del medioevo catalán y cuyo autor fue el propio Rey Jaume I, dejó escrito el sentimiento noble de aragoneses y catalanes de pertenecer a España, con su consideración que las posesiones que regían las consideraba como: «Lo meyllor regne d’Espanya» y haciendo un homenaje a su padre, el rey Pere el Catòlic, lo calificó como: «E Nostre Pare lo Rey en Pere fo lo pus franch rey q anch fos en Spanya». El más honrado de los monarcas de España. En 1264, siendo rey de Castilla y León don Alfonso X el Sabio, se produjo una revuelta de mudéjares en el reino de Murcia, el rey de Castilla pidió ayuda militar a su suegro, Jaume I de Aragón, y este envió a Murcia una fuerza militar que pacifico en 1266 la región y puso en marcha un proceso repoblador con un contingente de 10.000 colonos procedentes de la Catalunya central. Poco después cedió el territorio al rey castellano, en virtud de un tratado anterior, y lo hizo con el convencimiento de hacer un bien superior, «per la primera cosa per Deu la segona per salvar Espanya». Sus pobladores –que pasaban a ser súbditos de la monarquía castellana– durante siglos conservarían la lengua catalana, y no hay que obviar que, en 1325, Ramon Muntaner, otro de los cronistas catalanes, señaló que los habitantes de la ciudad de Murcia «son catalanes y hablan el más bello catalán del mundo». Para los separatistas, las referencias hispanas del Rey Jaume, no son más que datos geográficos. Los cronistas de las glorias catalanas no escondieron nunca su condición de catalanes y plenamente españoles, nunca dudaron en ocultar su condición hispánica, como resaltó Vicens Vives, enemigo del historicismo romántico y del victimismo, desde su visión de análisis histórico científico, afirmó: «Ningún cronista dudó nunca de utilizar las palabras España y español en sentido geográfico, político o histórico, y así es cierto que puede considerarse como la primera pretensión de un dominio universal de España la frase de Muntaner “Espanya, qui són una carn e una sang, se tenguessen ensems, pocs dubtaren e prearen tot l’altre poder del món”». Innegable voluntad de los catalanes de ser españoles.