Opinión

Amores que matan

No puedes ir a Egipto y perderte las pirámides, imperdonable que visites Nueva York evitando Times Square, o que pasees por Florencia sin contemplar su imponente escultura de David. Del mismo modo, este paseo nuestro por la vida no se concibe sin amar. Al margen del significado comercial de la fecha, este día me recuerda lo más importante que podemos ofrecer y recibir. Como afortunada receptora de amores diversos, solo aspiro a dejar recuerdos felices en la memoria de aquellos a los que quiero con locura, empezando por mi –también imponente– hijo David.

Amor a raudales desprendía Podemos en sus inicios, ¿recuerdas?, hasta que sus líderes empezaron a tener responsabilidades, a recelar los unos de los otros, a dejar de comunicarse. Visualizo a Pablo Iglesias y a Íñigo Errejón, uña y carne ayer; hoy, oponentes políticos. Teresa Rodríguez se separa ahora de Pablo Iglesias con una sonrisa civilizada, mientras acusa a los morados de ser «masculinos, madrileños, universitarios y de clase media». Sí, Podemos ha explorado otros paisajes, se ha adentrado en el sistema y es Gobierno, y se ríe estos días, cómplice, junto a los ministros socialistas en el hemiciclo. Hay amantes que evolucionan buscando su propia viabilidad. Este Podemos ha elegido hacer pareja con el PSOE de Pedro Sánchez, y viceversa. A cambio, el presidente ha cedido en política internacional. Su cambio de postura respecto a Venezuela es la gran prueba de amor y de vida que esperaban los de Iglesias.

Hay proyectos de amor rentable entre PP y Ciudadanos y hay amores de facto, de conveniencia, infernales en el día día, utópicos, juntos pero no revueltos por la independencia, entre JxCat y ERC. Y ya volviendo a nosotros, algunas veces, hay amores que nos van consumiendo. Nos rondan, nos fascinan, nos engatusan, nos absorben… Y de pronto un día, no sabemos cómo, nos sorprendemos renunciando a la propia esencia, completamente a merced del amado. Si no sabemos o no podemos cortarlos por lo sano, la situación deriva en esa violencia que llena de lágrimas los cementerios, o en amargo conformismo, o en soledad. Nos lo ha ido cantando, con su sabiduría admirable, Joaquín Sabina. Por eso le amamos todos tanto. Por eso nos preocupa su paso por la UCI. Por eso sus amores que matan nunca morirán.