Opinión

Sueños

Con esta sugerente palabra ha titulado Francisco los cuatro capítulos de su Exhortación Apostólica «Querida Amazonia».

Esta maravillosa porción del planeta inspira al Papa cuatro sueños: una Amazonia que luche por los derechos de los más pobres, que preserve esa riqueza cultural que la destaca, que custodie celosamente su abrumadora hermosura natural, unas comunidades cristianas capaces de entregarse y de encarnarse hasta el punto de regalar a la Iglesia nuevos rostros amazónicos.

En algo menos de cien páginas el Pontífice argentino explica sus cuatro sueños: cultural, ecológico y eclesial y lo hace con un lenguaje apasionado como corresponde a quien utiliza la palabra «querida» del título. Por eso abundan en el texto las citas literarias y poéticas de escritores como Vargas Llosa, el obispo Pedro Casaldáliga, Juan Carlos Galeano y hasta Pablo Neruda del que recoge estos versos: «Amazonas, capital de las sílabas del agua, padre patriarca, eres la eternidad secreta de las fecundaciones, te caen ríos como aves».

Subyugado por la apabullante belleza de los paisajes amazónicos y de los indígenas que la pueblan y la conservan Francisco denuncia la «injusticia y crimen» de algunas empresas sedientas de riquezas que se apropian de los territorios o de autoridades que dan vía libre a las madereras, a los proyectos mineros o petroleros que arrasan las selvas y contaminan el ambiente.

«Esto –afirma– viene acompañado de graves violaciones de los derechos humanos y de nuevas esclavitudes». La exhortación no es sólo poesía, es sobre todo denuncia y llamamiento a construir una globalización de la solidaridad, sin dejar nadie al margen.