
Opinión
Zorra en el gallinero
Si hay una decisión con más que sobrados motivos para resultar inquietante, esa es la inclusión de Pablo Iglesias en la comisión delegada para asuntos de inteligencia, para más señas la que controla y entiende sobre el CNI. Vaya por delante que no tiene nada de irregular el sentar a un destacado miembro del Ejecutivo en la mesa camilla que supervisa los grandes arcanos del Estado y que suele ir un paso por delante en ese preciado lujo que es el de la información sin límites. Hasta ahí, bien, pero tal vez convenga recordar que estamos hablando de una formación socia de gobierno que nació y se desarrolló sin perder en su ADN el gen anti sistema y la nunca negada lucha contra todos los valores que representa eso que llaman régimen del 78. Para ser más exactos, una cosa es que Iglesias este perfectamente legitimado para acceder a la información de los servicios secretos y otra muy distinta que esa legitimación permita dormir tranquilos a no pocos españoles y libere de inquietud a nuestros tradicionales aliados en el exterior.
Unidas Podemos es una formación que lo que ha hecho es contribuir a intensificar el desencuentro del gobierno presidido por Sánchez con la legitimidad que representa Guaidó a la vez que se recomponen lazos con el régimen del sátrapa Maduro. Un partido ligado en sus orígenes a lo más oscuro del chavismo, aspecto que mantiene abiertas líneas de investigación, sobre todo en lo relativo a algunas prácticas de financiación turbias como poco, en las que curiosamente no dejan de aparecer los mismos nombres de dirigentes podemitas por mucho que hoy no estén en el Gobierno. Este asunto entre algunos otros no es el más idóneo en su faceta más reservada como para ser compartido con según quienes dentro de la actuación de unos servicios de inteligencia que, por encima de todo, requieren discreción y responsabilidad en la utilización de los secretos de Estado, la seguridad nacional y la defensa del régimen democrático.
Lo que estamos presenciando dentro de estos todavía primeros cien días de gobierno ha quitado la venda de los ojos a muchos entre quienes pensaban que Iglesias había llegado al Gobierno para ser comparsa de Sánchez, ocuparse de «asignaturas Marías» y ver pasar la vida desde su chalet de Galapagar. Ahora ya saben que el líder podemita tiene toda la capacidad para agachar la cerviz de un presidente que parece más interesado en no desairar a quienes le mantienen en la Moncloa que en defender a ministros de negociados claves como agricultura, Justicia o Interior claramente ninguneados por los enredos de un vicepresidente cuyo peso político es ya más que evidente. Nada debe sorprender, cuando el comunismo llega al poder, primero se incrusta en el andamiaje de los estados y después los cambia desde dentro. El CNI no podía ser una excepción …veremos si hay zorra en el gallinero.
✕
Accede a tu cuenta para comentar