Opinión
El Gobierno y lo posible imposible
María Jesús Montero, ministra de Hacienda, tan sobrada de desparpajo como de recursos, tiene mucho trabajo por delante. Ha obtenido la victoria, que puede ser algo pírrica, de que el Congreso aprobara, aunque por la puerta de atrás, el techo de gasto para 2020 y 2021 de una tacada. Es poco ortodoxo, incluso dudoso, pero son tiempos en los que vale casi todo. La ministra, sin embargo, ya plena Cuaresma, en el pecado lleva la penitencia. Nadie contaba con el coronavirus cuando el Gobierno hizo sus previsiones económicas, muy optimistas por otra parte. Los efectos económicos de la epidemia todavía son difíciles de evaluar, pero sí invalidan los cálculos previos. Significa que el cuadro macro, sobre todo el de 2020 y 2021, no sirve. Es decir, la ministra de Hacienda tendrá que volver a hacer las cuentas, sin olvidar que dos más dos nunca suman cinco, ni tan siquiera en las encuestas del CIS de Tezanos.
El Gobierno, por supuesto, no tiene ninguna culpa del coronavirus, pero sí será responsable de su gestión sanitaria y también económica. El primer objetivo del equipo económico de Sánchez, con el presidente al frente, debería ser admitir la realidad y encarar los desafíos que presenta y no mirar hacia otro lado, como hicieron Zapatero y Solbes al inicio de la Gran Recesión. El coronavirus supondrá un parón económico que, sin duda, complicará los planes de aumento general del gasto, social y menos social, por el que tanto suspira el Gobierno. Las primeras alarmas, por si acaso, ya se han disparado. La prima de riesgo, en unos días, ha subido un 38% y la deuda soberana española –como la de otros países periféricos– ha perdido su vitola de activo refugio, lo que significa que para España será más caro y más difícil financiarse en los mercados. Por eso, cuanto antes se adapte el Gobierno a las nuevas circunstancias más sencillo será todo aunque entrañe dificultades y no sea lo más popular. Sánchez, no obstante, tiene la ventaja de estar al principio de la legislatura. Todo lo demás conduce al desastre a medio plazo. Acaba de cumplirse el cincuentenario de la muerte de Bertrand Russell, el filósofo-matemático que sostenía que los «científicos se esfuerzan en hacer posible lo imposible, mientras que los políticos se esfuerzan en hacer lo posible imposible». Pues eso. La ministra Montero tiene trabajo por delante.
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