Opinión

¿Papavirus?

Bastó que la Santa Sede informara que por una «leve indisposición» el Papa había suspendido algunas de sus actividades para que se pusiera en marcha el rumor de que Francisco había sido contagiado con el coronavirus. Gratuita falsedad. El Miércoles de Ceniza 26 de febrero Bergoglio celebró su audiencia general por primera vez desde hace meses en la Plaza de San Pedro al aire libre. Durante ella carraspeó algunas veces. Esa misma tarde, bastante desapacible, presidió la procesión que se desplaza desde la Basílica de San Anselmo a la de Santa Sabina. El viento era frío y volvió al Vaticano resfriado.

El jueves recibió por la mañana a un grupo del «Movimiento global católico sobre el clima». Lo hizo en un saloncito del Aula Pablo VI contigua a Casa Santa Marta pero no asistió a la Liturgia Penitencial que como todos los años al comienzo de la Cuaresma celebra con el clero romano en San Juan de Letrán. El viernes 29 ,después de celebrar la misa en presencia de un grupo de fieles, recibió en Santa Marta, a cuatro altos prelados pero no asistió a dos audiencias previamente anunciadas con el Grupo Internacional de Bioética y los miembros del Capítulo General de los Legionarios; de haberlo hecho, según su costumbre, hubiera saludado personalmente a más de dos centenares de personas. Llegó el domingo y, como de costumbre, rezó el Ángelus desde la famosa ventana del tercer piso del Palacio vaticano. Su rostro reflejaba el «trancazo» que –como dijo– le ha impedido participar en los ejercicios espirituales de la Curia Romana que comenzaron el domingo por la tarde. Los seguirá en directo desde su casa de donde los médicos le han aconsejado que no salga por ahora.