Opinión
Covid-19 y «dosis soportables»
Marzo y el Covid-19 han sido catastróficos para el empleo, a pesar incluso del maquillaje de datos –estéril– de Gobierno y todo se resume en 3,5 millones de parados que serían casi un millón más si hubieran contabilizado bien el cuarto de millón largo de ERTES ya aprobados o en proceso de serlo. La magnitud del desastre económico, con 834.000 empleos destruidos, –añadido a la tragedia humana– roza ya lo «soportable», concepto que aparece en el primer estudio cualitativo realizado sobre «el impacto en las actitudes» del «Estado de Alarma» ante la pandemia.
«Trilogía Covid-19» es el título bajo el que se agrupan tres informes elaborados a partir de las opiniones extraídas de grupos de trabajo –por videollamadas– divididos en cuatro categorías: «jóvenes» (19-25 años), «dinkies» (parejas sin hijos, entre 29 y 40 años), «familias» (38-50 años) y «nido vacío» (parejas –52-67 años– con hijos fuera del hogar. El estudio ha sido dirigido por el grupo «Análisis e investigación», en colaboración con Estudio de Comunicación y Villafañe y Asociados, y el trabajo de campo se realizó entre el 19 y el 22 de marzo. El objetivo último era realizar una aproximación cualitativa a la cuarentena y detectar también la percepción, en estos momentos, sobre algunas marcas comerciales, alguna de ellas clientes de los propios investigadores.
El estudio identifica las emociones durante el confinamiento, que van del proceso de duelo y sentimiento de pérdida de libertad, a la incertidumbre y la angustia para desembocar en algunos casos en indefensión y frustración. Analiza también las reacciones y las respuestas de consumo, que son diferentes para cada uno de los grupos estudiados. Como conclusiones iniciales apunta que todos los consultados reclaman de las autoridades medidas sanitarias –de refuerzo en medios materiales y humanos–, científicas –de investigación– y económicas, sobre todo de apoyo. Creen que las personas, en estos momentos, necesitan rutinas, saber cómo progresa la pandemia de verdad y huir de falsas promesas y del exceso de optimismo. Esperan que las marcas comerciales estén al lado de los consumidores –tengan presencia pública–, los apoyen –descuentos, moratorias, facilidades– y agradecen tonos de humor suave o desdramatización para descargar la angustia sin banalizar. También piden que autoridades y expertos comparezcan y den la cara, que se hable a los ciudadanos y que haya información contrastada y veraz, «en un tono emocional neutro y en dosis soportables».
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