Opinión

El gran día de la mascarilla

El Gobierno de Pedro Sánchez está a la defensiva. El de Pablo Iglesias aguarda su oportunidad pero, si tropieza, Unidas Podemos será un actor secundario en España, como durante tantos años lo fue Izquierda Unida, incluso en tiempos de Anguita, ahora forofo de los morados. Hay un único Consejo de Ministros, pero dos Gobiernos que intentan llevarse bien, porque ahora es cuestión de supervivencia, aunque a medio plazo el éxito del uno será el fracaso del otro.
El Gobierno tenía dudas y hubo algo más que debate sobre si había que mantener la cuarentena más dura –la del permiso obligatorio retribuido– o volver a la situación habitual. Sánchez estaba indeciso; Iglesias era partidario de seguir con las medidas más duras y Nadia Calviño esgrimió los números. Había riesgos, pero mantener la hibernación económica, con más de diez millones de trabajadores sin actividad, entrañaba otros peligros. Ya lo explicó Fernando de Rojas, en «La celestina»: «nunca peligro se vence sin peligro».
Mañana, seis millones de personas volverán al trabajo. El Gobierno teme lo que pueda ocurrir. Es lógico. Por eso, repartirá 10 millones de mascarillas en el transporte público. No hay para todos y, a pesar del civismo estos días, nadie descarta tensiones para conseguir esa protección. El ministro de Sanidad no recomienda el uso generalizado de la mascarilla porque España no dispone, y no dispondrá durante un tiempo, de las necesarias, 50 millones semanales como mínimo. Es urgente que mascarillas y otros medios estén listos cuanto antes, para que no sean una moderna línea Maginot, que hubiera sido útil en la guerra anterior pero no en la siguiente, para la que se diseñó.
Los informes sobre la pandemia y su evolución crecen como los setas. Hay coincidencia en que la crisis será larga y también la recuperación económica. Boston Consulting Group pronostica que España y Suecia serán los primeros países en abandonar la cuarentena, pero ¡en la primera semana de junio!, en la hipótesis más optimista. En la peor, todo se retrasaría dos o tres semana más. McKinsey vislumbra dos escenarios. El más optimista espera el repunte económico en el primer trimestre de 2021, pero si hay otra ola del virus habría que esperar a mediados de 2023. Es inevitable que un Gobierno, que son dos, esté a la defensiva en vísperas del gran día de la mascarilla y ante unos pactos tan necesarios como imposibles. Por ahora.