Opinión

Sánchez,el futuro y el «efecto Olsen»

Pedro Sánchez vive el presente con intensidad. En la Moncloa, «esta tarde» es largo plazo y «mañana», larguísimo plazo. El futuro más lejano es algo difuso, en el que lo único que importa es la fecha de las próximas elecciones, algo que depende del presidente, que volverá a utilizar la táctica «Indiana Jones», es decir, «improviso sobre la marcha». Sánchez continúa las celebraciones del pacto europeo, que ha salvado a España, pero que está lejos de solucionar los problemas económicos del país. Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, explicó el jueves, delante de Yolanda Díaz, ministra de Trabajo –no podrá negar que lo escuchó– que las ayudas europeas no son suficientes porque apenas representan el 2% del PIB al año –20.000 millones– en los próximos seis ejercicios. El gobernador no lo dijo, pero España gastará este año 140.000 millones más de lo que ingrese y en 2021 otros 70.000. Más de 200.000 millones de agujero en dos años. Hernández de Cos no lo critica y defiende ese gasto para salir del hoyo, pero añade que es urgente «diseñar un plan de consolidación fiscal» –equilibro de gastos e ingresos– para aplicar no ahora, sino cuando la recuperación esté asentada. Eso es largo plazo y no figura en ninguna agenda de la Moncloa, aunque sin duda lo propondrá –habrá que ve con qué éxito– el grupo de asesores recién elegido por Nadia Calviño, un guiño a la ortodoxia y un mensaje a radicales y populistas.
Gabriel Tortella, economista e historiador, acaba de explicar en un brevísimo ensayo en Fedea las paradojas y ventajas del «efecto Olsen», la teoría de los beneficios de perder una guerra o de sufrir un suceso social fatídico como la Covid-19. El americano Marcus Olsen estableció que un desastre de esa magnitud facilita la descomposición o desaparición de marañas de intereses institucionales que actúan como parásitos o rémoras que frenan el progreso económico. Tortella cita varios ejemplos y uno tan fascinante como polémico. La derrota de 1714 fue el origen del auge económico posterior de Cataluña. También compara la reconstrucción alemana tras la II Guerra Mundial, con el plan Marshall, y el caso actual de España, con ayudas europeas. La derrotada Alemania pronto superó en prosperidad al victorioso Reino Unido, que incluso recibió más fondos americanos. España tiene una oportunidad, pero hay que pensar más en el futuro y menos en el próximo telediario. Sánchez, el efecto Olsen y el verdadero largo plazo.