Opinión

El vértigo

Queda fuera de toda duda que ya tenemos aquí el primer rebrote. Pueden llamarlo como quieran, escogiendo palabras más apocalípticas o más apaciguadoras, pero los números son siempre incontestables. La situación sigue empeorando y los centros médicos empiezan a volver a estar desbordados. Los ojos están puestos en las unidades de cuidados intensivos. Hay quien dice, para tranquilizarse, que el número de ingresos en ellas no está aumentando significativamente, como si el virus estuviera extendiéndose con más facilidad, pero fuera menos virulento. Me parece demasiado perfecto y bonito. ¿Han tenido en cuenta esas expectativas el retardo de quince días con el que solían manifestarse los peores efectos de cada infección? Lo ignoro. Debe ser muy difícil calcularlo. Lo único que parecía claro es que, después del ciclópeo esfuerzo de los sanitarios en el primer semestre de este año, la idea era enviar a todos los profesionales que se pudiera de vacaciones, a descansar para prepararse de cara al previsible rebrote que podía darse en otoño cuando volviera el frío. Y ahora empiezan a llegar noticias de hospitales que revisan esa estrategia, planteándose llamar a los que se han ido o retrasando las vacaciones previstas. La sensación de estar caminando al borde del abismo es innegable. La encontramos por todos los lados, en muchos sectores económicos; turismo, hostelería, espectáculos, como si intentáramos avanzar por un alambre finísimo sobre el que notamos que se transmiten unas enormes oscilaciones. Esa inseguridad del terreno que pisamos pone siempre un punto de vértigo en la boca del estómago. Todo el mundo está más ansioso y estresado, lo cual siempre es perjudicial a la hora de acertar con las decisiones.

Lo que queda claro es que ya se han desencadenado los efectos combinados a todos los niveles de esta situación. Ahora ya no se trata únicamente de evitar perjudicar a la salud de la colectividad, sino de darse cuenta de que todo esto va mucho más allá, y que quien no tome las medidas de protección adecuadas o adopte actitudes frívolas con respecto al virus lo que está haciendo es contribuir a destrozar radicalmente la economía y comprometiendo seriamente el futuro del país.