Opinión
Trampas en el solitario del paro
Pedro Sánchez disfruta sus baños de aplausos y de cierre de filas de diputados socialistas amontonados en el Congreso en tiempos de Covid-19. El inquilino de la Moncloa, muy suelto en el cara a cara parlamentario, siempre con el comodín de Vox como recurso ante su rival Pablo Casado, no necesitaría, por ejemplo, forzar el pacto para respetar las distancias de seguridad en el hemiciclo, lo que evoca una de las definiciones de Samuel Johnson del político: «Hombre versado en las artes del artificio, especialista en materia de espectáculo». Mientras tanto, se acumulan datos económicos dramáticos: el paro se desboca, el déficit alcanza el 4,36% y sigue al alza y hoy el INE certificará el hundimiento del PIB en el segundo semestre, que en Estados Unidos ha caído un 32,9% y en Alemania un 10%.
Las cifras oficiales son dramáticas, pero las reales pueden ser peores. Florentino Felgueroso, profesor de Economia de la Universidad de Oviedo y también investigador de Fedea –uno de los principales centros de pensamiento económico españoles–, elabora desde hace cinco años unos gráficos que indican qué resultados habría si se contabilizara el paro como en Estados Unidos. Los americanos distinguen seis categorías en el desempleo a las que Felgueroso acaba de añadir otra, la que incluiría a los ocupados en paro parcial o en ERTEs. Las categorías van de la U1 a la U7 y la, U procede, claro, de «unemployement», «desempleo» en inglés. La clasificación es significativa, sobre todo, a partir de la categoría U3, equivalente a la tasa de paro, ahora mismo del 15,33% de la población activa en España, es decir 3,36 millones de personas. La U4 contabilizaría también a los desanimados y, en este caso, el índice sube hasta el 16,7%. La U5 añade a los que no buscan empleo pero desean trabajar y aquí el porcentaje se eleva hasta el 21,5%. La U6 incluye además a los empleados a tiempo parcial involuntarios y los guarismos se disparan hasta el 26,6%. La nueva categoría, inventada por Felgueroso, sería la U7 y contabilizaría a todas las anteriores más todas aquella personas que están en paro parcial o que ahora están acogidos a ERTEs. El resultado es que el porcentaje se dispara hasta un trágico 39,4% de la población activa, algo que en términos absolutos equivale a 8,65 millones de trabajadores que están desempleados o en situaciones similares, aunque las estadísticas oficiales según los criterios de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) digan otra cosa. Ignorarlo es hacerse trampas en el solitario del paro o refugiarse, envuelto en aplausos, en el artificio o en el espectáculo.
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