Opinión
Rendir cuentas
Han salido en tromba a los medios los de Unidas Podemos con la consigna de intentar convencernos al pueblo español de que todo lo que les está pasando con el Tribunal de Cuentas es una persecución injusta contra ellos y tal y cual. Pero comprenderán que sus argumentos sobre tal conspiración paranoica son muy endebles. Y lo que suele suceder, cuando uno sale a la palestra con razones de tal endeblez, es que van a encontrarse con muchas objeciones y preguntas en todos los frentes, desde los políticos de todo color hasta el ciudadano de a pie. El victimismo no cuela cuando se intenta evitar dar explicaciones. Es ya demasiado viejo y grosero aquel recurso tan español del doble rasero que cuando investigan a los demás es porque son corruptos y cuando me investigan a mí es porque me persiguen. La nueva política parece ser que se comporta exactamente igual que la vieja. Todo al final ha resultado eslogan, fingimiento, cáscara vacía sin ninguna innovación detrás. Es tan viejo e infantil como la excusa de que el profe me tiene manía. Huir de dar explicaciones y refugiarse tan solo en insistir en que el Rey emérito es malo suena a niños de preescolar que no tienen los deberes hechos y que aseguran que eso pasa porque ha entrado un perro por la ventana y se los ha comido.
El Tribunal de Cuentas es una institución que trabaja para todos los españoles. Se trata de una institución puramente administrativa, que no tiene ningún contacto con el palacio de la Zarzuela. Su trabajo, cuando detecta alguna irregularidad contable, es señalarla y trasladar las consiguientes responsabilidades a quien corresponda. Y eso cuenta para todos los partidos. Si han detectado un posible uso de recursos públicos que no se atiene a ley, hay que explicarlo e investigarlo. Porque es un dinero que damos todos los españoles de nuestros impuestos a Unidas Podemos para que puedan hacer su campaña electoral. Pero el pacto de ley es que lo usen solo para ese fin. Ahora hablarán del Rey para echar bolas fuera, hablarán de supuestas persecuciones, de inquinas personalizadas, etc. Pero es mucho más sencillo que todo eso. Lo único que tienen que hacer es explicar porque un partido que se quería regeneracionista y anticapitalista usa con nuestro dinero los mismos modos de empresas pantallas que cualquier tipo de operación económica del IBEX 35. Explicar cómo es posible que hagan ingeniera financiera, si afirmaban precisamente estar sañudamente en contra de ese tipo métodos. También explicar por qué se usan para ello empresas radicadas en otros países cuando aquí tenemos un mercado tan hermoso. Y explicar, por último, si todos esos supuestos trabajos que iban a la campaña a través de estas empresas eran para papeletas, carteles, escenarios, megafonías como corresponde o para pagar estudios de expertos en análisis político justo en un partido donde todos sus principales dirigentes presumían de ser profesores universitarios de ciencias políticas. ¿Tan poco preparados estaban en su ciencia que necesitaban tantos expertos? ¿O es que el mito de jóvenes bien preparados era una filfa y todo funcionaba, como siempre, por enchufe? Porque de analistas políticos las tertulias van llenas. Y no hay nada más ambiguo e inconcreto que un estudio de politología. Si para ello hacía falta fundar una empresa llamada Neurona no es extraño que anden neuróticos. Unidas Podemos se ha dedicado los últimos años casi en exclusiva a hacer una especie de auditoría social a los españoles donde atribuían una especie de superioridad moral a su ideario. Ahora les toca someterse a ellos a la auditoría de los españoles.
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