Opinión
Medio siglo en Europa
El ingreso oficial de España en el conjunto de la economía europea ocurrió en 1985, con las firmas correspondientes –por cierto simultáneas a las efectuadas en Lisboa, dato que siempre conviene recordar–; pero a partir de febrero de 1986, fue cuando todas las actividades económicas de España pasaron a depender, no sólo de decisiones nacionales, sino de las europeas, eligiéndose, así, una nueva etapa de nuestra historia económica. A partir de octubre de 1970, como consecuencia de la acción iniciada por Alberto Ullastres, realmente se concluyó el ingreso. Alberto Ullastres había sido Ministro de Comercio de 1957 a 1965, y en ese puesto fue el gran gestor inicial de la liquidación de la política exterior española proteccionista a través de decisiones de apertura al comercio exterior.
Señalemos, como homenaje, quién era Ullastres. Tras la Guerra Civil había formado parte de ese conjunto de economistas que eran discípulos del gran maestro llamado Flores de Lemus y que constituyó la Sección de Economía del Instituto de Estudios Políticos, a partir de 1941. Uno de ellos era Valentín Andrés Álvarez, quien, al trabajar los enlaces entre el modelo macroeconómico fisiocrático y el modelo económico de la Escuela de Lausana, había quedado atraído por esos antecedentes y las posibilidades del modelo de Leontef, o sea la Tabla input-output, comenzando a construirla, para la economía española, en el año de 1954.
Otro excelente economista, Manuel de Torres, había quedado impresionado por la decisión, en el ámbito de las naciones Unidas, adoptada en 1953, por la construcción de Contabilidades Nacionales y por eso, desde el Ministerio de Hacienda y de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas, para el año 1954 montó la Contabilidad Nacional de España, prácticamente con un modelo que completaba el de la Tabla Input-output. Valentín Andrés Álvarez dejó que después de la del 1954 el desarrollo de la Tabla se efectuase por el profesor Torres. La visita de Leontief a España fue dirigida por ambos economistas, creándose así enlaces científicos con multitud de estudiosos de estas materias del mundo.
Soy testigo de todo este cambio por haber estado como muy cerca de todo este conjunto. Fue en ese momento cuando España se separó de sus planteamientos previos respecto a Europa, que habían surgido como consecuencia de la lamentable política exterior desarrollada por Godoy, desde Carlos IV a Fernando VII. Aquella España creada desde finales del siglo XV e íntimamente unida a Europa se despegó radicalmente de ella en lo económico y en lo político, mas no en lo intelectual, generándose así tensiones evidentes.
Estudiaron, estos economistas citados, por dónde convenía caminar de nuevo. También, la Iglesia Católica ejerció influencia creciente en favor del modelo europeo, y les incitó a aquéllos a actuar.
Surgió un pacto económico del que se ha hablado muy poco, pero que tuvo consecuencias notables. Franco había decidido nombrar como embajador para las negociaciones iniciales con el mundo comunitario en Bruselas a Alberto Ullastres. Éste me relató que, cuando fue a despachar con el Jefe del Estado, antes de tomar posesión efectiva del cargo, le indicó por qué le había designado Alto Comisionado y, exactamente, me dijo Ullastes que, al despedirle, le había dicho: «-así que le envío a usted a Bruselas, que no es precisamente una ciudad atrayente y divertida, ¡pero como usted es persona muy pía, eso no le va a preocupar!». Todos sabemos la importancia que en el Opus Dei tuvo, desde el nacimiento de esta Institución, Alberto Ullastres.
Ullastres pactó un acuerdo con Manuel de Torres. La tabla Input-Output de 1954 ya no representaba, con exactitud aceptable, la realidad de la economía española. Torres se mostró partidario de actualizarla, y con su equipo, encabezado por el profesor Alcaide, lo puso en marcha: Ullastres le indicaría los planteamientos polémicos que surgiesen en la negociación con el ámbito comunitario, y a través de la inversión de la matriz, Torres demostraría las consecuencias fundamentales para nuestra economía. Esa realidad de empleo de la Tabla Input-Output se ha comentado poco, pero fue testigo de los mensajes que iban de Bruselas a Madrid y de Madrid a Bruselas. El resultado fue un excelente Acuerdo Preferencial culminado en 1970.
Así fue como, con el apoyo político del también muy católico Ministro de Asuntos Exteriores Castiella y su equipo, generó esa situación que cambió, para siempre, nuestra economía, y sobre todo, con la ratificación derivada del ingreso de España en el modelo monetario de Maastrich por la decisión anunciada, en unas declaraciones de The Wall Strich Journal, del Ministro Solchaga –quien señalaba las ventajas de tomar un tren en la estación, como ocurría entonces, y no tener que hacerlo cuando éste iba ya en marcha, como había ocurrido en 1970–.
Llevamos, pues, medio siglo en un planteamiento económico y político totalmente nuevo. Y eso lo entendió extraordinariamente bien esta considerable cantidad de expertos que, para afianzar la opinión española en favor de ese cambio, convocó otro político de considerable peso en asuntos económicos que fue José Larraz.
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