
Opinión
Aprendizaje
Es ciertamente curioso observar como los niños desde muy pequeños ya tienen una personalidad formada. Una manera de mirar la vida y expresarse en ella. Un ser y estar. Tengo tres sobrinietos chiquitines y alucino con ellos. Está la actriz y bailarina de tres años siempre dispuesta a actuar para su público, y con una nota de miedo al fracaso. Está el filólogo y pedagogo de cuatro que adora aprender palabras y utilizarlas en las conversaciones, a veces con un toque socarrón. Está la pequeña luz de meses que solo quiere comer, dormir y reírse. Una bebé asombrosa y valiente que no da una guerra y que se adapta a lo que surja, Y están los padres de todos embrujados con sus criaturas. Sí, ya tienen el temperamento primordial, pero ahora queda el aprendizaje. Porque para ser una artista tendrás que saber mucho de esfuerzo, de técnica, de resistencia. Tendrás que poner tu miedo y tu dolor al servicio de la belleza. O para ser un filólogo habrás de estudiar siempre y comprender los significados invisibles y el poder de la palabra. O para ser una humana feliz tendrás que asumir que, además de comer, dormir y jugar, las personas un día se mueren. Ahí nos enfrentamos a nuestra responsabilidad. A ese momento de consciencia en el que vemos que tenemos que luchar, que la vida es dura y el mundo está mal hecho. A ese momento en el que dejamos de arrebatar el juguete al otro y jugamos con él. Hay mucho que aprender durante toda la vida. Porque eso que esencialmente somos está también lleno de debilidades, de ancestros, de demonios desconocidos a los que hay que vencer. Y eso es aprendizaje.
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