Opinión
Ochomiles de la vida
¿Cuántos Ochomiles escalamos a lo largo de la vida? Personalmente ya perdí la cuenta. Pero no me ahorraría ni uno. De ellos aprendí y los cuento todos en un nuevo libro, quince años después de «Saber que se puede», mi primer manuscrito. Vuelvo con nuevos aprendizajes ya que la vida no deja de darme lecciones, pero la principal es que hay cambios abruptos, inesperados, trágicos, que nos obligan a empezar de cero. En ese nuevo comienzo hay que aprender a saltar obstáculos. El principal eres tú.
«Los ochomiles de la vida» trata de conseguir que actuemos siempre desde el yo funcional que nos impulsa a ser mejores, a cuidarnos, a ser luz, incluso a deslumbrar, pero no para generar envidia, en todo caso: admiración. Porque ser consciente de nuestras capacidades, de los logros personales, de lo que hacemos e incluso de lo que podemos llegar a hacer en la vida, nos impulsa como un resorte y nos da la necesaria seguridad para seguir caminando y consiguiendo metas. Sin embargo, caer en las redes del ego nos conduce inevitablemente a la infelicidad porque el hecho de ser capaces de ver solo nuestro ombligo es sinónimo de fracaso. Trato, a lo largo de un recorrido muy personal por propias experiencias y aprendizajes de que vivamos conscientes del daño que nos hace actuar desde el «yo egóico» y de las múltiples oportunidades del «yo funcional», el yo auténtico. Cuando te das cuenta de que la experiencia a través de tus propios desiertos emocionales sirve a otras personas en su caminar, no rehúyes compartirlos. También hablo de la fuerza de la gratitud y de su gran aliado: el perdón. Perdonar no es olvidar, sino el paso previo a poder caminar por la vida en paz y sin cargas emocionales. Después, un profundo y poderoso sentimiento de agradecimiento es el que gobierna, mágicamente, tus ochomiles. Luego ¿las piedras? ¡solo las del camino!
De nuevo abro mi corazón para compartir mis propios ochomiles y cómo hice desaparecer las piedras que solemos ponernos… porque como dice el proverbio chino: Dime algo y lo olvidaré. Enséñame algo y lo recordaré. Hazme partícipe y entonces lo aprenderé.
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